Tres

13 2 0
                                    

Un deseo por cumplir


Verónica


El viernes por la noche fue algo totalmente diferente para mí. No solo por el hecho de que salí a divertirme con mis amigas del equipo a un lugar al que jamás había visitado, también lo que sucedió con ese chico misterioso. No voy a negar que he estado pensando en él desde aquella noche, y tampoco que no he tenido tiempo de investigar aunque sea un poco de él, las tareas pendientes no me dan tiempo para nada.

Las clases han terminado por hoy, es inicio de semana y por momentos mi mente viaja a aquella noche, y a veces es imposible concentrarme. Me siento como en una especie de deja vu cuando recuerdo todo.

Hoy me he vestido más formal de lo normal ya que tengo un compromiso de suma importancia en la empresa de la familia. Solo será un momento, al salir tengo que ir a otro lado. A esta hora el tráfico no está tan terrible como otros días, así que he llegado justo a tiempo.

Antes de bajar del auto hago mi cambio de calzado, dejo mis Nike y me coloco unos zapatos negros de tacón alto para verme mejor en esta reunión. En el momento cuando cierro la puerta veo que llega un auto Porsche, se estaciona justo al lado.

—Dante, no creí que llegarías tan puntual —le digo al hombre que baja de ese impecable auto color gris.

—Es un día importante para mi padre, y es obvio que no podía fallarle llegando tarde —asegura mientras se acomoda el blazer de su traje color negro.

—Qué buen gesto para el tío Aaron, él lo apreciará demasiado conociéndote lo impuntual que eres —recalco y él rueda los ojos.

—Lo sé, pero que no se acostumbre a esto.

—Ya te habías tardado en decir eso —le digo con fastidio mientras caminamos juntos a la entrada del edificio—. Deberías de dejar esos aires de engreído.

—No soy engreído, solo soy sincero. —Me ve enarcando una ceja y regresa su vista al frente.

Dante es el hijo mayor del tío Aaron, y claro que es el nieto mayor, está por cumplir veintisiete aunque la verdad ni lo parece. Es el que más se parece al abuelo Fernando cuando era joven, en lo físico, solo que Dante tiene el cabello más oscuro, y su personalidad no tiene nada qué ver con la de mi abuelo.

—¿Por qué no te pusiste corbata? —inquiero mientras caminamos hacia el ascensor para llegar a la pequeña sala de eventos que se encuentra en el último piso.

Cada vez que paso por este enorme lugar el sonido de mis tacones es el que más ruido hace que todos giren a verme y saludarme. No me incómoda, pero si es un poco raro.

—Porque este no es un evento totalmente formal, eso será más adelante —responde—. Ahí si me voy a preocupar por verme bien, hoy no.

—No entiendo para qué te pregunto —le digo.

—Haces preguntas con respuestas obvias.

Si me dieran un billete de gran valor por cada vez que ruedo los ojos con fastidio por su culpa ya sería millonaria. No es que nos llevemos mal, tenemos buena comunicación y siempre nos contamos las cosas que nos pasa los días que no nos vemos, solo que a veces suele ser un engreído y presumido. Bien, no a veces, siempre. 

Estamos por llegar al ascensor y veo que saluda a lo lejos a una chica bastante guapa que se encuentra en la recepción atendiendo una llamada: es alta, cuerpo estilizado y una linda cabellera castaña. Sé que es una chica que tiene poco trabajando aquí, y claro que sé lo que se trae este con ella.

Cuando vuelva a verte [En proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora