Prólogo

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Interesante...

A este punto ya era hábito suyo balbucear de rato en rato esa palabra mientras trabajaba. A la par que escarbaba con frenetismo entre cúmulos de hojas repletas de cálculos y diagramas, afuera de los laboratorios del Departamento de Estudios Generales se oía el vitoreo de un público eufórico tras el desenlace de la segunda llave semifinal del festival deportivo.

-¡Fuertes aplausos para el ganador y el segundo finalista de este grandioso torneo! -animaba Midnight mientras Katsuki Bakugo se retiraba con quemaduras leves a la enfermería.

Por el otro lado, un inconsciente Shoto era también llevado a recibir atención médica gracias a la asistencia de Cementoss. La pelea había durado menos de lo esperado, pues las expectativas puestas sobre el sucesor del segundo mejor héroe japonés y la promesa de la U.A prometían un espectáculo más duradero; sin embargo, no decepcionó en el apartado de acción: el cuadrilátero ahora era un desastre amorfo de fragmentos de concreto esparcidos o pulverizados, junto con pilares gigantes de hielo perforados producto de las explosiones del rubio. Aun con todo el desorden, no bastó más que unos movimientos del héroe de concreto para restaurar el estado impoluto de la arena de combate, claro, con la excepción de ciertos detalles como el aumento considerable del perímetro permitido y algunas decoraciones dignas de una final de un gran evento como ese.

En las gradas, los compañeros de clase de ambos competidores comentaban entre preocupados, asombrados y emocionados todo lo que acababan de presenciar. Los comentarios se fueron propagando hasta llegar a la sección de espectadores pertenecientes a los Estudios Generales, donde un par de chicos no pudieron ignorar dichos comentarios.

-No me imagino cómo se puede convivir en paz con esos animales -Shinso comentó cansado.

-No seas tan pesimista, si yo estuviera junto a ellos no dudaría en colaborar para promocionar a mis bebés.

-Si a colaborar te refieres con usarlos como maniquíes para lucir tus fumadas entonces claro, sé libre en colaborar. A ver si no terminas calcinada o en pedazos.

Ambos chicos se quedaron en silencio durante unos segundos. Shinso se sintió algo angustiado por su amigo, al final era él quien iba a tener que lidiar con esos monstruos de la clase A. Llevaba conociéndolo poco menos de cinco meses, pero tenía que admitir que disfrutaba de su compañía tranquila y los diálogos agradables, a diferencia de sus otras interacciones con su amiga más hiperactiva. Después de visitar algunos puestos de comida --principalmente por insistencia de Hatsume-- ambos chicos decidieron visitar por última vez la guarida de su amigo.

Nada más abrir la puerta notaron la silueta blanquecina de su bata manchada con algo de hollín moverse con entusiasmo. Midoriya se mantenía inmerso en sus apuntes, y cada tanto miraba con rapidez a su prototipo para luego volver a sumergir su cara en el cuadernillo. No había comentado mucho con respecto a ese prototipo en específico, y era muy probable que se debiera a una rara especie de bloqueo creativo más que a una causa personal. Shinso entró en silencio y se dirigió a la máquina de café de los laboratorios. Una de las cosas que agradecía de juntarse con estos otros raritos era que podía sacar cierta ventaja de ello, y la mejor prueba era esa máquina automática de expresso que tanto ocupaba él y Midoriya. Mientras que Izuku y ahora Hatsume trabajaban en lo que sea que estuvieran trabajando, el chico prefirió recostarse en el único sillón del lugar a disfrutar su ración de cafeína. O al menos eso pretendía antes de derramar gran parte del café producto de una explosión a menos de tres metros de su persona.

-¡Maldita sea! -gritó Shinso- lo peor de todo es que parte de la culpa la tengo yo por querer disfrutar de una bebida en un lugar como este, carajo.

Shinso apoyó la taza y lo que quedaba de su contenido en otra mesa y en cambio se acercó a sus dos amigos para verificar que siguieran con vida.

Expediente UAWhere stories live. Discover now