One Upon A Time In Heaven

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Las nubes se van juntando, adquiriendo una tonalidad grisácea, bloqueando por completo la luz solar. Amenazando con empezar a chispear.

Se dice que cuando llueve es porque los ángeles están llorando.

Aunque con que uno lo haga vasta ¿Verdad?

En el reino de los cielos, más específicamente en uno de los tantos templos construidos a lo largo y a lo ancho del paraíso, la dócil y fina figura corría, regresando a ver. Gritando por ayuda, sin ser escuchado.

Estaba huyendo, alguien lo perseguía y le estaba pisando los talones.

—¿De quién corres, cariño? —la voz grave y masculina habló, pasándose la lengua por sus afilados colmillos.

Hace instantes se elevaba por los cielos, batiendo sus bellas alas de plumas blancas y rozando las nubes con sus delicados dedos. Riendo y disfrutando del celestial ambiente, hasta que una criatura infernal disparada como un proyectil se abalanzó sobre él y lo atrapó en sus brazos, haciendo a ambos aterrizar de forma abrupta.

El no sufrió daño alguno pues la criatura usó su cuerpo para protegerlo de la caída.

Y antes de darle oportunidad para hacer o decir algo, le encestó un rodillazo certero en el estómago.

Tras lograr liberarse, empezó a correr. No podía volar, volvería a ser un blanco fácil, así que corrió lo más rápido que pudo. Hasta que sus propios pies lo traicionaron y lo hicieron caer en los pisos de mármol.

—¡Ah!

Intentó salir volando, pero la criatura infernal lo sometió contra la superficie dura, ejerciendo toda la fuerza que poseía.

—¡Suéltame por favor! ¡Te lo suplico! —sus alitas se contrajeron bajo su espalda.

Aun con el temor invadiendo su cuerpo y su cara empapada en lágrimas, no dejaba de poseer esa belleza angelical.

Ojos claros color bosque, piel pálida suave, con algunos lunares esparcidos por su delgada figura, un rostro de facciones delicadas y la sonrisa encantadora que ahora era opacada por la tristeza.

—No, no. Perdóname no quería hacerte llorar.

Irónico que reciba palabras tan "alentadoras" de la bestia horrible salida del séptimo círculo del infierno qué lo estaba sometiendo.

Dientes afilados, garras qué parecen extensiones de sus dedos, pequeñas escamas negras escarchadas en algunas partes de su cuerpo, ojos rojos de pupilas verticales y cuernos como el diablo.

Pero él no es el diablo, por suerte. Es un demonio. Más no uno cualquiera. Es uno de los siete príncipes del infierno. Con la tarea de encarnar el pecado capital de la lujuria tras la caída de su predecesor.

Intentó acercar una de sus tenebrosas manos para limpiarle las lágrimas, pero la hermosa deidad cubrió su cara con sus antebrazos.

—No me lastimes, p-por favor... —apretó sus ojitos y esperó lo peor.

—¿Lastimarte? Jamás haría eso, Charles.

La iris verde volvió a ser visible y bajó sus manos, mostrando su rostro de desconcierto

—Como... ¿Me conoces?

Su "atacante" se pasó la mano por su cara, retomando su rostro humano. Era diabólicamente guapo, creado así para atraer la atención de los mortales e incitarlos a quebrantar el sexto mandamiento.

Después de todo, el pecado necesita ser atractivo.

Aunque, en ese momento el resto de su cuerpo poseía un par de características que lo hacían ver aterrador, sus facciones eran lo único que requería para ser identificado.

REDEMPTION (Charlos) 1/3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora