Cambio de vista (049xLectora) Traducción

capítulo 7

El sueño te recibió con los brazos abiertos.

Durante todo el tiempo que duró la brecha de contención no tuviste tiempo para descansar.

Las pesadillas plagaban tus sueños, pero por suerte esta no era tan mala como las anteriores.

Te mueves ligeramente para acceder a una posición más cómoda e intentas darte la vuelta, pero no hay nada sobre lo que hacerlo.

Tus ojos prácticamente se abren de golpe.

La cara de un cadáver reanimado que te transportaba bombardeó tu visión periférica.

Demasiado para soportar ahora mismo. Gritaste.

Fue más por sorpresa que por miedo.

049 se precipitó en tu campo de visión.

"¿Todavía sientes dolor?", preguntó con una insinuación de... no estabas segura exactamente.

Ok, qué pasó mientras te desmayabas.

"¡Ah! No, estoy bien. Bueno, en realidad no..." Frunciste el ceño.

Algo estaba tratando de resurgir, pero tan pronto como trataste de agarrar el recuerdo, se fue fuera de tu alcance.

Espera, te habías desmayado... ¿Qué había pasado? Lo único que recordabas era... ¿Huir? De algo...
Intentaste recordar con más fuerza, pero lo único que obtuviste a cambio fue dolor de cabeza.

Gruñiste, cada vez más frustrada.

"No importa.

¿Cómo pudiste dejar que esa COSA me llevara?", tu voz salió ronca a pesar de que querías gritar tus palabras.

"En realidad es un él", corrigió 049.

Suspiraste, profundamente molesta.

"¿Quieres aclararme quién más es varón aquí para que pueda enunciarme correctamente?".
"Pensé que era obvio debido a la urgencia de documentar todo en esta instalación".

En su defensa, la idea ya se le había pasado por la cabeza, pero desde que 049 se dirigía a ella como "eso" en innumerables informes había desechado esa teoría.

"¿Qué estás haciendo?", preguntó.

"¿Qué crees que hago? Intento levantarme", respondiste y luchaste por liberarte del cuerpo reanimado, haciendo una mueca de dolor.

Una oleada de dolor te recorrió el cuerpo, desde el costado hasta cada fibra nerviosa.

"Deja de hacer eso", te ordenó.

"No estás completamente curada en lo más mínimo".

Ignoraste sus órdenes.

"¿Preferirías que te llevara yo en su lugar, ya que no pareces aficionada a los curados?".

"¡No! ¡Preferiría que nadie me llevara!", chillaste y seguiste contoneándote.

Ay, moverse dolía.

"Te vas a caer", advirtió el médico de la peste.

"¿Qué eres, mi madre? Sé lo que puedo hacer", respondiste y finalmente escapaste de su frío agarre.

Justo cuando tus pies tocaron el suelo, tus piernas se doblaron tal y como había predicho.

El dolor se apoderó de cada parte de tu cuerpo, haciéndote imposible mantenerte en pie, por no hablar de caminar.

049 ya había previsto el resultado y te cogió en brazos con profesionalidad.

"No, yo soy tu médico.