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Veinte de mayo de dos mil veintitrés, Alya Mancuso
Desperté esa mañana con el sonido suave de mi alarma, el sol filtrándose a través de las cortinas y llenando mi habitación con una luz cálida. Me estiré en la cama, disfrutando de unos minutos de calma antes de que el ajetreo del día comenzara. Después de una ducha refrescante, me senté frente a mi armario, observando la colección de vestidos que colgaban allí, cada uno más hermoso que el anterior.
Finalmente, me decidí por un vestido de un color parecido al rosa con brillo, elegante y sencillo, con un escote en V y con la espalda al descubierto. Mientras me lo probaba, me miré al espejo, ajustando el vestido para que cayera perfectamente sobre mis curvas. Apliqué un poco de maquillaje y recogí mi cabello. Estaba lista para la gala.
Al llegar al evento, el ambiente era vibrante y lleno de energía. Las luces brillaban y la música suave llenaba el aire mientras los invitados charlaban y reían. Al entrar, me encontré con varios jugadores del Barcelona, quienes me saludaron con entusiasmo. Charlamos un poco sobre sus últimas victorias y sus planes futuros.
Todo parecía perfecto hasta que mis ojos se encontraron con los de Gavi, que se acercaba con cautela. Y yo que le miraba sin poder descifrar lo que había en su mirada.
— Hola, Lya — dijo, su voz cargada de una mezcla de nerviosismo y esperanza —. ¿Podemos hablar un momento?
— Te recuerdo que Lya solo me llama la gente cercana, hace tiempo que perdiste ese derecho —respondí, tratando de mantener mi tono casual —. ¿De qué quieres hablar?
Nos alejamos un poco del bullicio para encontrar un rincón más tranquilo.
— He estado pensando mucho — comenzó —. Sobre nosotros. Sobre lo que pasó. No quiero que las cosas terminen así entre nosotros. Me gustaría que al menos pudiéramos ser amigos.
La propuesta me tomó por sorpresa. Habían pasado casi 2 años desde nuestra ruptura, y lo había superado, pero no estaba dispuesta a ser amigos.
— Gavi, no sé si eso es una buena idea — dije, intentando mantener la calma —. Han pasado muchas cosas. No es tan simple como volver a ser amigos.
