La hora dorada [Germania x Roma]

6 2 2
                                    

Era fácil describir a que le recordaba aquella silueta ensombrecida por la caída del sol: al dorado de los pastizales cuando la parte tardía del año llegaba y la gente comenzaba a ocuparse en cosechar. Cuando pudo observar un poco mejor, se dio cuenta que era un jovencito, mejor dicho con una piel que evocaba el tono de los troncos de jóvenes árboles que se mostraban ya frondoso.

Para Germania fue muy fácil descubrir que aquel joven era alguien igual a él; entidades lejos de lo que los hombres que nacían en las tierras a las que estaban conectados comenzaban a llamar humanidad.

Aquella nación que lucía tan joven cómo él se giró a mirarlo cuando se dio cuenta de su presencia. Tras abrir ligeramente los ojos cuando se toparon con los suyos, mostrando que se había dado cuenta quien, o mejor dicho, que, era Germania, le dedicó una sonrisa amplia ladeando la cabeza.

—Este lugar es de mis favoritos para observar la puesta de sol —dijo el otro observando con calma a Germania, quien estaba decidiendo que tanta cautela debía tener con ese territorio vecino, y es que no era inusual que cuando dos seres cómo ellos se encontraran hubieran asperezas o desconfianza.

Germania, en otras circunstancias —y como había hecho antes— hubiera simplemente asentido con la cabeza y se hubiera alejado para investigar aquella encarnación de esas tierras para decidir qué camino tomar en su siguiente interacción; pero no sabía si la calidez de la tarde, o cómo el dorado del pastizal parecía abrazar con gentileza a que chico de cabellos oscuros y ojos joviales, sentía cierta fascinación.

—También me gusta observar la tarde cuando puedo —cedió finalmente Germania, recibiendo en recompensa una sonrisa igual de deslumbrante que la primea que le mostró el chico.

—¡Nunca deja de ser hermosa la vista! —Comentó el otro territorio—. Por cierto, casi lo olvido, hace poco quien rige mis tierras suele llamarme Roma. Puedes llamarme Rómulo, me gusta más así.

—Soy Germania, o me puedes llamar Aldrich —contestó escueto, disfrutando más de lo que había hecho ir a ver una puesta de sol en mucho tiempo. Suponía que era de esperarse compartir deseos y placeres con los humanos que vivían bajo su cuidado (en cierta forma).

Aldrich encontraba grata la compañía (aunque creía que más bien era debido al interés que le había despertado Rómulo).

—Espero podamos encontrarnos de vez en cuando, es un poco aburrido estar por ti mismo —comentó Rómulo mirando hacia el frente, cerrando sus ojos para disfrutar los últimos rayos de sol del día.

Germania no pudo evitar pensar en que el sol parecía acentuar de forma grácil, cierto tono dorado en aquella piel tostada. La belleza era un concepto con el que no solía usar su tiempo pensando, hasta ese momento.

—Es probable —murmuró Aldrich, mantuvo su vista al frente sintiéndose avergonzado de cómo sus palabras parecieron un suspiró que quisiera delatar cuan concentrado estaba en observar el temple de Roma.

Cuando Roma se despidió, Aldrich aún se quedó un poco más, sentado sobre la hierba, con sus ojos siguiendo la silueta cada vez más distante de Rómulo. Respiró hondo cómo si intentara concentrarse, y recordó las actitudes que los humanos adoptaban cuando mostraba intenciones de cortejo o interés intimo en alguien, no era algo raro de observar y solía presenciarlo con cierta frecuencia cuando iba de visita a alguna aldea, pero que sus gestos en todo el rato que estuvo al lado de Rómulo le recordara a esas escenas...era vergonzoso.

Aldrich se sujetó la cabeza con ambas manos sintiendo sus mejillas ligeramente cálidas y una clara vergüenza.

Cuando regreso a su casa que estaba cerca de algunas de los asentamientos más grandes en su territorio, no pudo evitar ver con cierta expectativa en dirección done estaba aquel amplio pastizal que se bañaba de dorado durante aquella época.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Love, and everything else [Hetalia Oneshots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora