Año 2006 - Colegio Técnico de Brujería Metropolitana de Tokio
POV SAORI
El paisaje pasaba rápidamente por la ventana del carro, pero apenas lo notaba. El viaje había sido largo y tedioso, y el cansancio comenzaba a hacer efecto en mí. Mis dedos jugaban distraídamente con un mechón de mi cabello rubio mientras intentaba encontrar algo de emoción en el monótono trayecto.
La presión de ser la mejor de mi clan siempre había estado presente, como una sombra que me seguía a todas partes. Desde pequeña, me habían inculcado que debía sobresalir, que debía ser la más fuerte, la más inteligente, la más todo. Y ahora, al ser admitida en el Colegio Jujutsu de Tokio, esa presión parecía haberse duplicado. Por un lado, estaba emocionada. La oportunidad de aprender y crecer en un lugar tan prestigioso era un sueño hecho realidad. Pero por otro, las dudas me asaltaban. ¿Sería capaz de alcanzar el nivel que mi familia deseaba? ¿Podría estar a la altura de las expectativas?
El carro finalmente se detuvo frente a la escuela. Salí lentamente, estirando mis músculos entumecidos por el largo viaje. Miré alrededor, tratando de absorber cada detalle del lugar que sería mi hogar durante los próximos años. Con un suspiro, comencé a bajar mi equipaje, al ver la cantidad de maletas y bolsas que había traído, me arrepentí de inmediato.
-¿Por qué traje tantas cosas?- Me pregunté, sintiendo una punzada de frustración.
Mientras luchaba con una maleta particularmente pesada, una voz me sacó de mis pensamientos - ¿Necesitas ayuda con eso? - Levanté la vista y me encontré con unos ojos oscuros y penetrantes, enmarcados por un cabello negro largo recogido en un moño, con algunos mechones cayendo sobre su rostro. Era alto y con una presencia imponente.
Me quedé sin palabras por un momento, sorprendida por la amabilidad del desconocido.
- Ah, sí, por favor - Respondí, sintiendo mis mejillas sonrojarse ligeramente. El chico, no parecía tan mayor que yo, sonrió y tomó la maleta de mis manos con facilidad.
- Soy Suguru Geto, segundo año - Dijo mientras colocaba la maleta en el suelo - ¿Eres nueva aquí?
Asentí, todavía un poco aturdida - Sí, soy Saori Kaminari. Acabo de llegar.
- Pues bienvenida, Saori - Respondió con amabilidad - ¿Quieres que te guíe a la zona de habitaciones?
Sonreí - Pues la verdad, te lo agradecería mucho, no quiero perderme en mi primer día - Dije rascándome la nuca con algo de vergüenza
Comenzamos a caminar hacia el edificio principal. Mientras avanzábamos, Suguru me hizo algunas preguntas para romper el hielo.
- ¿De dónde vienes? - Preguntó
- De Kyoto - Respondí, tratando de mantener la conversación ligera - Mi familia ha estado en el mundo del jujutsu por generaciones, así que hay mucha presión sobre mí para destacar.
Suguru asintió comprensivamente. - Entiendo cómo te sientes. Todos aquí tienen sus propias cargas y expectativas. Pero no te preocupes, si entrenas te irá bien - Habló - Aunque... ¿Si eres de Kyoto porque no estás en la sede de allá?
- Bueno, en realidad quería alejarme un poco de mis padres, si están muy cerca sentiré más la presión y prefiero evitar eso - Dije con un poco de seriedad, lo cual él notó y decidió cambiar de tema
- Si quieres, después de que te instales, puedo presentarte a los demás alumnos de segundo. Son un grupo... - Pensó sus palabras un poco - ...Interesante, y estoy seguro de que te llevarás bien con ellos.
La idea de conocer a más personas me puso un poco nerviosa, pero también emocionada - Me encantaría, gracias, Suguru
Finalmente, llegamos al frente de mi habitación. Él dejó mis maletas en el suelo y me dio una sonrisa - Aquí estamos. Si necesitas algo, no dudes en buscarme - Iba a seguir hablando, pero fue interrumpido por otra voz
- ¡Aquí estás! Suguru, te estábamos buscando - dijo un chico alto con cabello blanco y lentes negros. Su energía era demasiado fuerte, por lo que lo vi con un poco de sorpresa, hablaba con un tono despreocupado, lo miré de arriba a abajo, era guapo, mucho a decir verdad.
Detrás de él, una chica con cabello corto y castaño lo seguía, con tranquilidad.
Suguru suspiró - Son ellos - Dijo y se volvió hacia ellos - Satoru, Shoko, esta es Saori Kaminari, es de primero, acaba de llegar.
El chico lindo me miró como si me analizara y con una sonrisa coqueta se acercó - Hola, chica nueva. Soy Satoru Gojo, el chico más guapo y fuerte de esta escuela. Es un placer conocerte.
Rodé los ojos internamente ante su ego, pero le devolví la sonrisa por cortesía - Igualmente, es un placer
¿Por qué usará lentes de sol bajo techo? Ese apellido me resulta familiar - Pensé mientras veía como alardeaba de ser el más fuerte o algo así, no lo sé dejé de escucharlo
- Ya callate Satoru, la vas a espantar - La chica que lo acompañaba lo regaño y me dio una sonrisa más relajada - Soy Shoko Ieiri, me alegra ver más chicas por aquí, no se cuanto más iba a aguantar estar sola con estos dos sin volverme loca - Río y ellos la miraron ofendidos
Solté una pequeña risa por eso
- ¿Somos las únicas? - Pregunté sorprendida, a lo que ella asintió
- Si, bueno, sin contar a las dos chicas de Kyoto
- Bueno, ya - Se quejó Gojo - Quiero ir a comer, vamonos.
Este chico comenzaba a parecerme muy estresante, miré a Suguru, quien me dio una última sonrisa tranquilizadora
- ¿No quieres venir con nosotros?Negué - Me encantaría, pero el viaje me dejó muy cansada, prefiero descansar por hoy
Él y Shoko asintieron, mientras Gojo los miraba impaciente - Está bien, nos vemos luego, Saori - Habló la chica - Si necesitas algo, estoy en la habitación de enfrente - Señaló la puerta mencionada
Asentí y observé cómo se alejaban hablando entre ellos. Tal vez, solo tal vez, este nuevo comienzo sería mejor de lo que había imaginado.
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N/A:
HISTORIA NUEVA!!!!
Espero les guste, acabo de salir de vacaciones y necesito emplear mi tiempo en algo y tenía en mente este fanfic desde que volví a retomar el anime.
(Prácticamente un amigo me forzó a ver la segunda temporada)
Bueno, les dejo una imagen de como es Saori en la multimedia.
Se les quiere <3
ESTÁS LEYENDO
OUR DESTINY - GOJO SATORU
FanfictionDonde Saori llega a la escuela Jujutsu sin saber que su vida estaba a punto de cambiar para siempre