𝘌𝘓 𝘊𝘐𝘙𝘊𝘜𝘐𝘛𝘖 𝘋𝘌𝘓 𝘊𝘖𝘙𝘈𝘡𝘖́𝘕 • Charles Leclerc y Max Verstappen

C3-Monaco

No sé en qué momento había caído en un sueño profundo. Pero al momento de despertar todavía continuábamos volando, a pesar de que el vuelo no era tan largo.

Me interrumpieron el sueño las mismas preguntas que me habían hecho ya el día anterior, aunque ya habían sido las causantes de quitarme el sueño por varias noches.

Las mismas preguntas que me hacen abrir los ojos en mitad de noche, empapada de sudor y con un dolor de estómago que podía durar varios minutos

Cuanto daría porque solo fueran pesadillas.

Respire profundamente un par de veces y tome un poco de agua para bajar el calor que sentía en mis mejillas.

Decidí prender mi celular ya que no sabía si quiera
Qué horas eran, pero al momento de hacerlo este no encendía.

Oh genial, parece que me quede sin mi único medio de comunicación.

- Damn... - (Maldición)

Por unos minutos pensé en no hacer nada hasta llegar a Mónaco y que la suerte me acompañara.

Pero sabía que no iba a funcionar, no tenía como llegar a la empresa de mi papá, no tenía quien me recogiera o me ayudara a llegar y mi única opción era pedir un auto.

Voltee a ver las personas que iban a mi lado, eran una pareja que ya pasaban los 30.

Dejar la pena, eso haré!.

- Disculpe. -

dije intentando llamar la atención de la Sra que se encontraba a mi lado derecho, no iba a tocarla para obtener su atención, mis manos sudaban frío y podría ser incómodo para ambas.

La Sra al parecer prefirió ignorarme ya que simplemente me miro por el rabillo de su ojo y volteó a ver a otro lado.

- ¿Podría ayudarme?. -

Dije con un tono de voz un poco más fuerte, tal vez no me había oído la primera vez?.

No, si me había oído.

Decidí intentar llamar la atención de su esposo que se encontraba en el puesto siguiente, haciendo señas con mi mano y haciendo me un poco para adelante para que pudiera notar mi presencia.

- ¿Necesitas algo muchacha?. -

La Sra a mi lado decidió prestar atención, luego de ver mi acción, pero se veía molesta, como si mis intenciones de llamar la atención de su esposo fueran las incorrectas.

- Si, esperaba que al aterrizar el avión pudiera prestarme su teléfono para llamar a mi padre, mi teléfono no enciende. -

Mostré mi teléfono para que viera que no soy una mentirosa y no tenía una mala intención.
La mujer se dignó a voltear a mirarme luego de lo que había pedido sin mucho interés.

- Entiendo.. -

Dijo haciéndome un escaneo al parecer de toda mi cara como si intentara reconocerme.

- Tu eres.... -

Oh genial ahí viene.

- ¿Eres Isabella Sorni?. -

Me miro con una ceja alzada y con una de sus manos acomodando su cabello que llegaba hasta los hombros.

- Ah... Si, mucho gusto. -

Limpie mi mano sudada en mi pantalón y la extendí para ofrecer un saludo, pero esta me lo negó apartando mi mano con asco.

- Das vergüenza niña. -