-El siguiente ensayo no tiene intención de ser un descargo de descontento o frustración política, sino más bien, todo lo contrario. Es un intento por comprender y dilucidar el mal momento de la política, principalmente, en Argentina. Entender algunas razones de por qué la política en los últimos tiempos ha sido tan "bastardeada", socavada, ridiculizada y, en algunos casos, un negocio cruel a expensas del pueblo. Un pueblo cada vez más empobrecido no sólo económicamente, también de manera intelectual.
No es extraño pensar en el arte en relación con la historia, pues en un contexto histórico dado es donde se conmueve el corazón de un artista y -potencialmente- se gesta un movimiento, un estilo. Lo mismo sucede con las corrientes artísticas que son hijas de su tiempo. Tomemos el Rococó francés post revolución francesa (1789) que se definió como: "un arte convencionalista y cortesano, un ejemplo de cómo el arte es expresión de la vida social y de cómo un estilo puede estar dirigido a individuos dentro de dicha sociedad y no a sus monarcas o dioses".
Y todo lo anterior, ¿qué tiene que ver con la política?
Con la llegada de la revolución industrial, allí aparecería en las actividades políticas los empresarios acaudalados. A lo largo de la historia, la actividad política sólo le era permitido a aquellas personas que tenían un status elevado en la sociedad. Pero como en el arte, que sólo le era permitido practicar a la aristocracia, un sujeto disruptivo lo puede cambiar todo. Los obreros aglutinados en sindicatos, partidos políticos, asociaciones barriales, y también los estudiantes en agrupaciones estudiantiles comenzaron a sumarse en el decorado del gran lienzo político.
Ya no hablamos de una diferenciación pensada en poder y status, sino más bien de clases; por cierto, clases con intereses antagónicos.
La diferencia es la inspiración de la política. Donde hay una tesis, se le opone una antítesis; no pensando en plano de bueno o malo, más bien, de que hay otro camino dentro de un mismo sistema de producción (capitalista), y a partir de ahí, desde los diversos puntos de vista -intentar- lograr el bien común.
Para lograr ese bien común no hay una sola propuesta, sino muchas y variadas; diversas corrientes con distintas formas de entender la realidad social y económica. Los partidos políticos son las estructuras en donde se condensa las ideas -y también las doctrinas en caso de ser un partido histórico- del movimiento, aquí se aglutina a los representantes del pueblo en materia política. Ellos representan las necesidades del pueblo en mayor o menor medida.
Pero estar en un partido político no te hace un "político", que es el sujeto que ejerce como oficio la actividad política de manera pública, y que, en el concepto amplio de éste, que es el concepto que manejamos en relación con la "política", y de cómo la entendemos de manera ambigua e incompleta.
En oposición a la actividad política pública (los funcionarios públicos que ejercen la política, por ejemplo), existe una actividad política privada, que son las personas comunes tomando decisiones cotidianas en su día a día, y dichas decisiones pueden ser de subsistencia o no. En este punto es necesario nombrar un sujeto también protagonista de la política -aunque últimamente ha quedado relegado a un segundo plano-, ya que al igual que un cuadro, ésta no se puede pintar solo; necesita un intérprete que capte el momento, que se sienta interpelado y plasme las sensaciones que lo atraviesan en un sistema que cada vez nos hace más parecidos y menos originales. Ese elemento es el individuo que está dentro de la sociedad civil, la ciudadanía –enmarcados en un sistema de gobierno, llámese democracia o republicanismo, y todo esto dentro de un sistema de producción capitalista.
Desde hace más de un siglo que una de las actividades políticas, la más importante, se lleva a cabo en la Argentina. El voto universal, en su transversalidad, es la clara representación de la actividad política en ambos aspectos (privada y pública). Aunque esta forma de representación a través del voto se vio truncada en varias ocasiones por gobiernos defactos e inconstitucionales, que cesaron -la gran mayoría de las veces- con toda actividad política privada por parte de la ciudadanía. No así con la política pública, en sus manos, focalizada en el desarme ideológico de la sociedad. Tener una ideología política era -casi- un delito por el cual se debía ser condenado -esto no es ficción, se hacía a lo policía de la moral en Crónicas Marcianas de Bradbury.
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La politique
Non-FictionEl siguiente ensayo no tiene intención de ser un descargo de descontento o frustración política, sino más bien, todo lo contrario. Es un intento por comprender y dilucidar el mal momento de la política, principalmente, en Argentina. Entender algunas...