Reflejo en el espejo

Prólogo

"El mal no está fuera de mí, sino en mí. Soy yo, por lo tanto, quien debe transformarse y no las cosas exteriores. Somos portadores de nuestro cielo y de nuestro infierno".

-Allan .

"La interpretación de los sueños es el camino real al conocimiento de las actividades inconscientes de la mente".

-Sigmund Freud.

"Quien con monstruos lucha, cuide de no convertirse a su vez en monstruo". Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti.

- Friedrich Nietzsche

«Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara.» Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.»

- (1 Corintios 13:12, RV60).

Prefacio

Al inicio de cada historia, desconocemos lo que encontraremos. Siempre hay secretos por descubrir, y no todo es lo que parece. A veces, percibimos más de lo que vemos, pero lo relegamos al olvido junto con lo esencial.

Los sueños son misteriosos visitantes nocturnos que nos hablan, nos cuentan secretos, verdades y engaños.

A través de ellos, viajamos a otras realidades, donde las posibilidades se fusionan en un torbellino de experiencias.

Quizás la vida misma sea un sueño constante del que no podemos despertar.

-Majesty BO.

El sueño

Saúl se encontraba en su oscura habitación. Escuchaba murmullos que no lo dejaban dormir. En su desesperación, se levantaba de la cama y corría por la casa hasta llegar a la puerta. Al abrirla encontraba un espejo; el reflejo estaba ensangrentado, con aspecto macilento. En su reflejo podía observar un ser desgastado. La imagen que mostraba el espejo era una muestra de su realidad, y el temor era insoportable.

Gritaba, pero su voz no salía. Quedarse sin voz no era la peor parte. Era el hecho de mirarse con aquel deterioro, pensando que había algo muy malo en su interior y que el futuro traería decadencia. Despertaba en medio de su angustia, luchaba por abrir sus ojos y encontrar la lámpara de su cuarto para hallar algo de luz en ese tenebroso acontecer.

Saúl tenía el mismo sueño noche tras noche, uno que se apoderaba de su realidad. Las pesadillas eran vívidas y reales. Este suplicio llevaba meses persiguiéndolo, y empezaba a apoderarse de él.

Le gustaba la noche, pero cuando llegaba el cansancio, sentía un sobresalto, la extenuación comenzaba y al quedarse dormido caía el tormento. Quedaba exhausto y mojado por el sudor de sus miedos. Se preguntaba hasta cuándo tendría pesadillas. Ya no creía poder resistir, y continuaba con gran miedo al dormir.

Las noches inquietantes le robaban su vida. Quería ser más fuerte para intentar no enloquecer, pero era imposible ser más fuerte que sus miedos; el tormento era más fuerte que él. Era algo más que un gran cansancio; también eran dudas de la imagen del espantoso reflejo dando vueltas por su cabeza.

Sus miedos terminaban en dudas que le hacían preguntarse acerca de lo que querían decirle esos sueños. Tenía que existir algo para acabar con todo.

Saúl, había abandonado su arte al borde del delirio. Durante años, su saxofón había sido su fiel compañero. Compartía su pasión dando clases y tocando en diversas bandas. Sin embargo, las pesadillas cambiaron toda su realidad, llevándolo al límite. Con determinación, decidió tomarse el tiempo necesario para buscar ayuda y resolver sus inquietudes. Aunque tenía una buena economía, temía que el tiempo se agotara.