Toto y tu?

533 64 2
                                    

(Mención del wolffner )

El hogar de Max y Sergio estaba sumido en un silencio cómodo mientras el sol comenzaba a ponerse. Patricio dormía plácidamente en su cuna, y Sergio había salido a hacer algunas compras. Max se encontraba en el salón, aprovechando un momento de tranquilidad para reflexionar sobre los recientes eventos. Todo lo que había sucedido con su padre, Jos, aún pesaba en su mente, pero la presencia de su familia adoptiva y su apoyo incondicional le daba la fuerza necesaria para seguir adelante.

Cristian , estaba sentado en el sillón, leyendo un libro. La atmósfera era relajada, pero Max sentía una inquietud en su interior, una pregunta que necesitaba hacer.

-Cristian -dijo Max, rompiendo el silencio.

Cristian levantó la vista de su libro y sonrió.

-¿Qué pasa, Max? -preguntó, dejando el libro a un lado.

Max se mordió el labio, inseguro de cómo formular su pregunta. Finalmente, respiró hondo y se decidió.

-Quería preguntarte algo sobre... tú y Toto -empezó Max, un poco nervioso-. Sobre cómo es que Toto es bi y es tu pareja.

Cristian lo miró con sorpresa, pero luego asintió, entendiendo la necesidad de Max de saber más.

-Claro, Max. Siéntate -dijo Cristian, señalando el sillón frente a él.

Max se acomodó en el sillón, esperando con atención. Cristian tomó un momento para organizar sus pensamientos antes de comenzar a hablar.

-Toto y yo nos conocimos hace mucho tiempo, antes de que fuéramos directores técnicos -empezó Cristian, su voz suave y reflexiva-. Ambos éramos jóvenes, ambiciosos y muy apasionados por el automovilismo. Hubo una conexión inmediata entre nosotros, algo que ambos sentimos pero no comprendimos del todo al principio.

Max asintió, animando a Cristian a seguir.

-Empezamos a pasar mucho tiempo juntos, trabajando en proyectos y compartiendo nuestras vidas -continuó Cristian-. Esa cercanía nos llevó a desarrollar sentimientos el uno por el otro. Fue algo inesperado y, para ser honesto, un poco confuso. No era algo que ninguno de los dos había planeado.

Cristian hizo una pausa, recordando aquellos tiempos con una sonrisa nostálgica.

-Decidimos que lo mejor era pausar nuestra relación -dijo Cristian-. Ambos necesitábamos tiempo para entender lo que nos estaba pasando y para crecer como personas. No queríamos que nuestros sentimientos complicaran nuestras carreras ni nuestras vidas. Así que nos separamos, aunque siempre mantuvimos el contacto.

Max escuchaba atentamente, intrigado por la historia de su Cris y Toto.

-Durante ese tiempo, ambos intentamos seguir adelante con nuestras vidas -dijo Cristian, su voz volviéndose un poco más melancólica-. Conocimos a otras personas, tuvimos nuestras experiencias, pero nunca pudimos olvidarnos el uno del otro. Había algo en nuestra conexión que simplemente no podía ser ignorado.

Cristian miró a Max a los ojos, queriendo que comprendiera lo profundo de sus sentimientos.

-Intenté olvidarlo, Max. Realmente lo hice -dijo Cristian, su voz cargada de emoción-. Pero no podía. Toto siempre estaba en mi mente, en mi corazón. No importaba cuánto intentara distraerme o convencerme de que era lo mejor, siempre volvía a él.

Max sintió una punzada de empatía por Cristian. Podía ver lo difícil que había sido esa lucha interna para él.

-Y entonces, un día, nos reencontramos -dijo Cristian, su voz recuperando algo de su entusiasmo-. Ambos habíamos crecido, habíamos aprendido mucho sobre nosotros mismos y sobre lo que realmente queríamos en la vida. Decidimos que era el momento de dejar de huir de nuestros sentimientos y de darle una oportunidad a nuestra relación.

Max sonrió, sintiendo una profunda admiración por Cristian y Toto.

-Me alegra que hayan podido encontrar su camino de vuelta el uno al otro -dijo Max sinceramente-. Es inspirador.

Cristian asintió, sonriendo con gratitud.

-Gracias, Max -dijo Cristian-. Ha sido un viaje complicado, pero al final, valió la pena. Y estoy muy feliz de que hayas encontrado a Sergio y que juntos hayan formado una familia maravillosa. No dejes que nada ni nadie te haga dudar de lo que sientes y de quién eres.

Max asintió, sintiéndose más seguro y reconfortado por las palabras de Cristian.

-Gracias, Cristian -dijo Max-. Significa mucho para mí saber que siempre estarás ahí para apoyarnos, sin importar lo que pase.

Cristian se levantó y se acercó a Max, dándole un fuerte abrazo.

-Siempre, Max -dijo Cristian con voz firme-. Siempre estaré aquí para ti, para Sergio y para Patricio. Somos una familia, y eso es lo más importante.

Max devolvió el abrazo, sintiéndose afortunado de tener a Cristian como padre adoptivo. A pesar de todos los desafíos y dificultades, sabía que con su familia a su lado, podrían superar cualquier obstáculo.

El sonido de la puerta abriéndose rompió el momento, y Sergio entró con una bolsa de compras. Sonrió al ver a Max y Cristian abrazados.

-¿Me perdí de algo? -preguntó Sergio, dejando las bolsas en la mesa.

Max se separó de Cristian y se acercó a Sergio, dándole un beso en la mejilla.

-Nada importante, solo estábamos teniendo una charla -dijo Max con una sonrisa-. ¿Cómo te fue con las compras?

Sergio se rió, sacudiendo la cabeza.

-Todo bien, pero el supermercado estaba lleno -dijo Sergio-. Pero conseguí todo lo que necesitábamos.

Cristian miró a los dos con una sonrisa cálida.

-Voy a preparar algo de té -dijo Cristian, dándoles espacio para que tuvieran su momento.

Max y Sergio se sentaron en el sofá, disfrutando de la compañía del otro. Max sintió que, a pesar de todo lo que habían pasado, tenían un futuro brillante por delante.

Mientras Cristian preparaba el té en la cocina, no podía evitar sentirse agradecido por la familia que había formado. A pesar de todas las adversidades, habían encontrado su camino hacia la felicidad. Y eso era lo que realmente importaba.

De vuelta en el salón, Max miró a Sergio, sintiendo una profunda gratitud por tenerlo a su lado.

-Te amo, Checo -dijo Max, entrelazando sus dedos con los de Sergio-. Gracias por estar siempre a mi lado.

Sergio sonrió, apretando suavemente la mano de Max.

-Yo también te amo, Max -respondió Sergio-. Siempre estaré aquí para ti, pase lo que pase.

Max se recostó contra Sergio, sintiendo que, con su familia a su lado, todo era posible. Y con Cristian y Toto como ejemplo, sabía que el amor verdadero siempre encuentra su camino, sin importar los obstáculos.

Juntos, Max, Sergio y Patricio enfrentarían el futuro con fuerza y amor, sabiendo que tenían una familia unida y solidaria que siempre estaría ahí para apoyarlos.

Cristian, observándolos desde la cocina, sintió una profunda satisfacción y felicidad. Habían recorrido un largo camino, pero al final, estaban juntos y más fuertes que nunca. Y eso era lo único que realmente importaba.

patito  CHESTAPPEN  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora