En qué momento hemos llegado a este punto? De tanto correr me falta el aire; me tiembla todo, me sudan las manos y me duelen los pies de tal carrera. Lo único que fui capaz de hacer fue ocultarme en el baño, entrar a uno de los urinarios y subirme al inodoro tras cerrar la puerta, con la esperanza de que la policía llegue lo antes posible o que al menos ese demente no me encuentre. Doy un largo suspiro seguido de pequeñas bocanadas de aire, el corazón a cien por hora y los pulmones a punto de estallar.