Uno

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“Tu historia, se cruzó con la mía. Tanta gente, tanta gente ahí fuera, y coincidir aquel día…” - Coincidir, Macaco.

 Tanta gente, tanta gente ahí fuera, y coincidir aquel día…” - Coincidir, Macaco

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El festejo tras la ceremonia de casamiento se llevó a cabo en un hotel reservado para la ocasión en la isla Jeju, en Corea del Sur, y si bien era un ambiente bastante íntimo, había demasiada gente en el predio

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El festejo tras la ceremonia de casamiento se llevó a cabo en un hotel reservado para la ocasión en la isla Jeju, en Corea del Sur, y si bien era un ambiente bastante íntimo, había demasiada gente en el predio. Todos eran parientes de Namtan, quién tenía más hermanos que días en la semana.

Y no era suficiente con tener nueve hermanos, sino que, en promedio, cada uno de ellos tenía al menos tres hijos.

—Hermanita, ¡felicidades!—levantó la copa con champagne en dirección a la menor, sonriendo. En verdad estaba feliz de que finalmente Namtan contrajera matrimonio con un omega, y uno muy bonito además—. Les deseo lo mejor en su matrimonio.

—Gracias N’Milk. Y gracias por estar aquí conmigo y mí bello Nunew compartiendo este momento.

El chico sonrió para su cuñada antes de separarse del cuerpo de su ahora esposa y caminar hasta la mesa dulce, metros adelante, en busca de un brownie.

Pero solo quedaba uno, y aparentemente, alguien más también lo quería. Subió la vista por el brazo con el que había chocado, topandose con un rostro que no conocía, pero se le hacía conocido.

—El brownie es mío—dijo aquél rubio miel, mirándole mal.

—¡¿Perdón?!—exclamó con indignación, no creyendo que alguien le fuera a discutir algo como eso—, soy el novio. Y yo ví ese brownie primero. Todo lo que hay aquí hoy, es para mí primero, y si yo lo deseo, comes tú después. O le digo a P’Namtan que te haga tragar césped.

Nunew quiso tomar el brownie de la bandeja, pero un manotazo se lo impidió. El omega abrió la boca con indignación, ¿Cómo era posible…? ¡Nadie podía tocar al rey! Y él era el rey, por supuesto.

—Mío—gruñó. Él además de llevarle la contra al esposo de su madre, en verdad quería comer un poco de chocolate.

—¡¿Quién te crees, estúpido alfa?!

A lo lejos, en medio de una amena charla entre Namtan y uno de sus sobrinos sobre viajes y lugares turísticos en Europa, Milk codeó a su hermana sutilmente.

—¿Qué ocurre, Nong?

—Mira allá—le susurró con un ápice de gracia, señalando con la cabeza —, ¿acaso no son…?

—¡Si será posible…!—suspiró, comenzando a acercarse a la mesa en dónde su esposo y el rubio discutían. Se paró junto a ambos, cruzándose de brazos—. ¡Hijo querido! Veo que al fin conoces a mí esposo, ese al que tanto has evitado ver todo este tiempo.

Desde el día uno en que anunció su relación con un omega, una relación formal después de tantos años, su único hijo se mostró reacio. Cada que quedaban para cenar los tres y conocerse, Zee tenía algo mejor que hacer y de lo cual ocuparse. Namtan dejó de insistir seis meses después de intentar e intentar concretar aunque fuera un solo encuentro, y había mantenido alejado a Nunew de su familia por casi seis años.

—No me interesa conocerlo y ya te lo he dicho, madre—miró a su… ¿padrastro?, de arriba hacia abajo, con cierto asco—, me va y me viene. Yo solo quería un brownie.

—¡Pero quería comérmelo yo, lo ví desde antes!—se quejó, arrugando la nariz.

—¿De verdad, están peleándose por un pedazo de comida?—suspiró—. Son dos inmaduros.

—Pero amor…—le miró con ojos de cachorro, así como ella alguna vez, haciendo sonreír estúpidamente a la mujer.

Cuando la alfa conoció a Nunew, fue en una disputa por una sandía. Sí, una sandía. Era la última que quedaba en la góndola y no repondrían hasta la semana siguiente, la chica estaba desesperada por qué su hermana tenía unos antojos locos a las dos de la tarde y la única sandía le fue arrebatada prácticamente de las manos. Nunew hasta le había enseñado los colmillos frente a varias personas que se encontraban en el lugar, y a pesar de su insistencia, el chico no había cedido a darle la sandía.

"Pero cariño… yo ví primero esa sandía. Así que es mía, omega"

Y por alguna razón, Nunew se había apiadado en entregarle la fruta ante sus ojos de gatita mojada.

Pero su hijo era otro cantar: lo más probable es que lo único que quería era molestar a Nunew, solo porque sí. ¿Y por un pedazo de torta marrón, no más grande que diez centímetros cuadrados?. No valía el show que se estaban armando.

—Compartan—les sugirió.

—Ni soñando—Nunew hizo el amago de tomar el brownie, pero fue Zee quien nuevamente le dió un manotazo para impedirlo.

La mujer le gruñó en amenaza a su hijo, molesta de que se atreviera a tocar a su omega de aquella forma. El chico retrocedió un poco, poniendo los ojos en blanco.

Namtan tomó el dichoso brownie del demonio y se lo comió frente a la mirada horrorizada de los dos menores. ¡Encontró la solución sin siquiera buscarla! Y para colmo de males, se retiró riéndose de las caras de los dos muchachos.

—¡Eres un idiota!

Oh, Nunew seguía molesto, incluso más que antes.

—No tanto como tú.

Eran dos tontos usando la misma neurona.

Si así había sido el primer encuentro, ¿qué les depararía el destino cuando vivieran bajo el mismo techo?

Si así había sido el primer encuentro, ¿qué les depararía el destino cuando vivieran bajo el mismo techo?

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© ʟᴀsᴠᴏᴄᴇsᴅᴇᴍɪ_ᴄᴀʙᴇᴢᴀ

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Regla de 3 simple |  Zeenunew 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora