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Miércoles 6:00 am 9 de octubre 

Me desperté temprano gracias a mi alarma, aun continuaba sintiéndome cansada y no paraba de pensar en el brazalete, realicé mi rutina de la mañana y me fui a la cafetería donde ya mi amiga quien compartía turno conmigo estaba abriendo el local.

-Buenos días, que bueno que no llegaste tarde hoy-

- siento mucho lo de ayer, no pude contarte pero me había quedado hasta tarde en el centro con unas horas extras a causa de una emergencia con uno de los residentes, ¿hasta que hora estuviste aquí?- Lia era la dueña de la cafetería y no tenía otro trabajo así que ella se quedaba a la hora que quisiera, claramente había una persona que la suplía 

- vale no te preocupes, me quedé toda la jornada y no se acercó nadie en busca de un brazalete-

Después de escuchar a mi amiga entré a ponerme el uniforme desilusionada, le iba a pedir que me diera unas horas extras para así poder pagar el arreglo de mi teléfono si es que este tenía. Habían transcurrido dos horas desde que inicié mi jornada y nada, justo cuando estaba en el baño Lia llegó tocando la puerta descontrolada lo cual me alertó mucho y salí al segundo

- ¿Qué sucede?- la miré algo asustada pero hizo con mohín una ligera sonrisa, y supe que todo estaba bien.

- Hay un hombre preguntando por un brazalete y creo que es él, ve a entregárselo en persona y lleguen a un acuerdo por el daño de tu teléfono, está ubicado en la mesa 2- me comentó felizmente.

-Claro, claro- reaccioné de inmediato y me dirigí con el brazalete y mi celular hacia la mesa indicada por mi amiga. Efectivamente, el chico que me había tropezado el día anterior estaba sentado en el lugar, mirando su teléfono con un semblante frío y calmado. No sé por qué, pero me quedé paralizada, analizándolo con más detalle. Era evidente que su presencia inmaculada hacía resplandecer todo el lugar. Vestía un traje azul oscuro, bastante elegante, que resaltaba su tez pálida junto a su lacio y brillante cabello negro. Reaccioné por un momento, volviendo a la realidad, y caminé algo nerviosa hacia la mesa, haciéndome notar. Saludé con una reverencia, a lo cual él se levantó y respondió con la misma cortesía.

-eh- aclaré mi garganta suavemente - ¿éste es el brazalete que usted busca?- pregunté mientras le entregaba el objeto, no dudé ni un segundo en saber que si le pertenecía ya que cuando se lo mostré sus ojos se iluminaron y al mismo tiempo que dejaba escapar un suspiro profundo, aliviado.

- si, muchas gracias por asegurarlo- de inmediato lo guardó- eso es todo, entonces me despido- se giró lentamente hacia la dirección de la puerta indicando que ya e iba.

- eeh no- dije captando por completo su atención impidiendo que se marchara - entiendo que debe ser una persona ocupada pero necesito platicar algo con usted- su rostro se convirtió de inmediato en uno de confusión.

- claro, llegue al punto- dijo serio y a causa de eso me puse algo nerviosa, vaya que su aspecto frío si coincidía con su forma de expresarse.

- bueno, le queria platicar  que cuando me tropezó, mi teléfono impactó contra el suelo quebrándose por completo - le enseñé mi teléfono.

iba a continuar hablando pero me interrumpió preguntando la marca del telefono asi que yo le respondí y él solo se dispuso a realizar una llamada, no comprendía muy bien lo que sucedía. 

- Ya le traerán un teléfono nuevo, espero que con eso quede todo arreglado, me disculpo por el daño causado- hizo una reverencia y se marchó del lugar sin mas, me dirigí hacia la barra anonadada por lo que había sucedido, pues había conseguido solucionar el problema de mi teléfono sin embargo no me esperé que sería de la forma en la cual todo sucedió

Paz, solo si estás tú. (Minyoongi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora