CAPÍTULO 1

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Hola a todos! Después de tanto tiempo de ausencia en esta plataforma he decidido volver en forma de nueva novela, titulada "Hasta el final de los tiempos". Aquí podréis disfrutar tanto de momentos malos como de momentos buenos, ligado siempre de alguna manera al fútbol femenino, espero que os guste mucho y nos veremos en comentarios!!

MAPI

Mi día comienza como todos los demás, pero siempre en la compañía de mi inestimable amigo: el balón de fútbol. Para mi, este deporte es la forma perfecta de liberar estrés y ser yo misma mientras pateo el esférico. Sin embargo, mis padres siguen siendo algo reticentes a que juegue al fútbol por temor a que me traten como una "marimacho", pero siempre han respetado todas mis decisiones.

- Venga hija, levántate de la cama que ya es hora -me decía mi madre entrando en mi habitación y levantando la persiana-, o es que se te han vuelto a pegar las sábanas de nuevo?

- Ay mamá, como siempre la misma broma de todas las mañanas -y nos reímos mi madre y yo a la vez.

- Como siempre mi querida Pilar dando el cante -ahora es mi padre quien entraba en mi cuarto-. Venga cariño, recoge un poco esta leonera que mientras tanto vamos preparando el desayuno y nos vamos pitando al colegio.

Pues si, en mi familia somos bastante de que se nos peguen las sábanas, pero que le vamos a hacer? Aquí el único que se salva es mi hermano, al que nunca he visto llegar tarde a los sitios, parece como si él fuese el hijo adoptado.

Una vez que mis padres y yo estábamos listos, nos pusimos en marcha hacia mi colegio. En la mochila llevo todo lo necesario para el día de hoy, pero verdaderamente a mi lo único que me importa y a lo que le pongo más ganas es a la hora del recreo porque es cuando puedo jugar a la pelota.

- María, ya estás de nuevo sola pegando patadas a la pelota? No te molestes en hacerlo, el fútbol no está hecho para las mujeres -siempre la misma canción, y como no podía ser de otra forma del mismo protagonista de siempre: Saúl.-

- Saúl -cojo decidida mi pelota con una mano mientras que me dirijo hacia él con un mal humor evidente- estoy cansada de que siempre me digas lo mismo todos los recreos. Déjame en paz de una vez por todas, si tú y los demás unineuronales de tus amigos -quienes estaban apoyados en el poste de la portería del patio- no podéis entender que las mujeres también podemos jugar igual de bien que vosotros, ese no es mi problema.

- Pues que sepas -me dice acercándose peligrosamente hacia mi- que esto no va a quedar así, pienso dejarte claro que tú no tienes sitio en el patio de tierra. Chavales -se aleja de mi y se gira hacia la portería donde están sus amigos-, que os parece si le demostramos a esta cría que nosotros somos superiores en el fútbol?

- SI SI SI -gritan todos los simios a la vez mientras se abrazan y celebran, o eso he creído  entender ya que el idioma de los neandertales no lo conozco-

Una vez que Saúl y su pandilla habían terminado de celebrar lo que fuese que estuviesen celebrando, vuelve de vuelta hacia mi. Yo estaba decidida a darles una lección futbolística a esos, llevaba viéndoles meses desde mi esquina favorita haciendo "intentos" de jugar bien al fútbol. Pobres, si supiesen que juegan peor que mi abuela con una cinta en los ojos... 

Pero entonces oigo la voz de Elisa, la profesora de matemáticas, a lo lejos.

- Saúl, Kevin, Luis y Gabriel -les espeta de forma malhumorada y con los brazos en jarra- porque sois así de inmaduros? Que sepáis que no jugáis tan bien como aparentáis, así que dejad en paz a María y no vayáis de gallitos con ella, entendido?

Los cuatro chicos obedecieron al instante a la profesora y me pidieron disculpas por todo automáticamente. La verdad es que agradecí internamente a esa profesora que hubiese aparecido por el patio, porque si no hubiese acabado en dirección con un parte bajo el brazo.

Un rato más tarde...

Pero la tranquilidad no vuelve a reinar en ese recreo, porque desde la esquina donde me suelo colocar a patear el balón y a dar unos toques observo como ese mismo grupito de cuatro ha ido a por su siguiente víctima.

Y esta víctima es diferente a las demás porque se encuentra impasible, sentada en un banco y botando la pelota con las manos. De inmediato cojo mi pelota y voy hacia donde está esa chica, a quien le están increpando a gritos cosas sin sentido.

- Dejad ahora mismo en paz a esa chica -digo mientras corro hacia ellos y les empujo con violencia hacia un lado, a lo que huyen despavoridos-

La chica levanta la vista del suelo, y al instante sus ojos verdosos causan dentro de mi una infinidad de sensaciones a las que no podía poner nombre. Es que era mirarla y literalmente el resto del mundo no me importaba en absoluto, no creo que me esté enamorando de una chica a la que acabo de ver no?

- Hola, que tal te encuentras?

No obtengo respuesta de ella ya que enseguida sale corriendo hacia uno de los baños. Y mi primer impulso es salir corriendo detrás de ella para intentar consolarla en ese difícil momento que le han hecho pasar...

Hasta el final de los tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora