02 - Gezelligheid

15 4 0
                                    

Se sentía rebosante de emoción, por fin, después de una larga espera de once meses, él había abierto sus ojos.

En la guerra -como ya era de conocimiento de todos- el genio Hyūga había sido gravemente herido oponiéndose a un ataque no destinado a él. Por lo mismo, estuvo al borde de la muerte incontables veces desde ese momento hasta que fue transportado al hospital de Konoha. Miles de cirugías, tratamientos y cuidados intensivos fueron dedicados justo al mismo en un único día pues parecía aún luchar internamente por no morir.

Bueno, para resumir, había entrado en coma desde ese momento, cada día parecía aún más larga la espera y menos las esperanzas de que despertara. A diario, recibía visitas de técnicamente todas las personas más allegadas; familia, amigos y así, se podría decir que quienes más entraron a esa sala fueron el resto del equipo Gai junto a Hinata. No obstante, poco a poco las visitas dejaron de ser frecuentes -al menos por la mayoría- pues parecía que comenzaron a creer en que nunca volvería a despertar.

A pesar de que a ya nadie parecía importarle tal suceso, aún existía una persona que le preocupaba, dolía y ansiaba. Como era de esperarse la única integrante femenina del grupo había sido receptora de estas emociones y no estaba del todo muy feliz de ello. No lo estaba porque sabía que las tendría que soportar hasta que esos ojos plateados volvieran a abrir y no parecía ser muy pronto cabe decir. La misma técnicamente fue obligada por sus desesperaciones a ir cada día sin importar nada, si ella tenía una misión, al volver estaría junto a él, realmente no se lo impedía ni una tormenta, justo como la que había ese día.

Como mismo llegó técnicamente empapada por el paraguas que le había fallado a medio camino, fue directo a recepción sin tener idea de absolutamente nada.

Los días anteriores no pudo ir y visitarlo, una misión de cinco días fue la culpable de esto, a pesar de que no era primera vez de que a causa de una de estas no podía ir a verlo, probablemente le dolía más, últimamente se sentía más sola de lo normal, quizás fue el hecho de ver tantas parejas a su alrededor pues sus amigas ya no estaban muy solteras que digamos. Otro factor que influyó fue el no tener a su disposición a su mejor amigo -casi hermano -Lee, pues según él había estado conociendo a una muy linda chica proveniente de Iwa y sus conversaciones se resumían solo en escucharlo hablar durante horas sobre lo linda y atenta que era.

Si bien se reprendió mentalmente por sentirse tan egoísta sobre el tema y tomarlo tan a pecho, luego haría algo sobre eso, se recordó.

Justo en la recepción el shock era más que notable en sus casi siempre entristecidos orbes. El Hyūga, el chico que probablemente acaparó su atención desde -se atrevería a decir- los catorce años, había despertado de su largo sueño de once meses hacía cuatro días, más aún, había sido dado de alta ayer mismo y ella se lo había perdido todo en general. Maldijo a Kakashi internamente por haberle asignado una misión justo en ese plazo de días.

¿Saben de esos días que no van a algún lugar y justo alguien que si estuvo ahí les cuenta todo y quedas arrepentido porque ocurrieron cosas que en tu vida imaginarías?

Bueno, si ese es el caso, la maestra de armas estaba pasando esa misma situación en ese instante.

Agradeció, más por educación que otra cosa a la enfermera a su frente y sin esperar demasiado tomó paso rápido bajo la lluvia hasta la mansión Hyūga, a ella no la pararían ni los cántaros de agua. Al llegar tocó la puerta, si, pero sólo para que una sorprendida Hinata le abriera y con una sonrisa de culpabilidad la invitara a pasar.

—Realmente lamento no haberte dicho antes —Dijo inclinándose en claro arrepentimiento—  Sabía que llegarías hoy de misión pero no quería molestarte con algo tan grande, mucho menos sin saber que tan cansada estabas.

Lovely Nejiten Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora