Chenle con un velo y una tiara, Jisung por su parte se puso un tonto moño y gorro que seguramente habían sido utilizados por miles de personas. Los anillos al parecer fueron un regalo de un hombre que estaba esperando en la fila para casarse y parecía realmente tener mucho dinero o al menos así se veía en las fotos que se habían tomado con el hombre pagando todo en efectivo. En cuanto a los demás videos... Chenle estaba muy avergonzado de haber sido grabado teniendo sexo, eran solo dos, pero quería ser tragado por la tierra.
El silencio se instaló en la sala, había tensión creada únicamente por Chenle, pues Jisung solo esperaba su respuesta.
― Hay que conseguir abogados. ― dijo finalmente.
― Chenle...
― Esto es un error. ― se puso de pie desviando la mirada. ― Nunca te había visto en mi vida y tal vez jamás te vuelva a ver porque... Jeno y Jaemin dicen que eres irresponsable, ¿Por qué crees que querría quedarme casado contigo un segundo más? ― suspiró frustrado. ― Por favor, no me hagas las cosas más difíciles. Mi abogado te llamará, ¿Sí?
Chenle caminó hacia su habitación con rapidez, sin pensar en nada más tomó su maleta empezando a meter todo en ella. Era el mayor idiota del mundo y no podía estar siquiera un poco más decepcionado de sí mismo. Salió llevando su maleta a rastras, revisó toda la barra para tomar su celular, sus llaves y otras cosas que había dejado ahí, hasta que vio sus lentes.
― Pero...
Giró a mirar en toda la habitación pero Jisung ya no estaba ahí, tomó sus lentes en sus manos antes de soltar un suspiro y ponérselos.
Irse sería lo mejor.
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Chenle soltó un bostezo antes de acomodar sus lentes para "descansar sus ojos" por tan solo dos segundos, literalmente, ya que Jaemin apareció gritando.
― ¡Me vas a matar!
Miró a su mejor amigo levantando sus cejas.
― No puedo, no soy asesino.
― Lo harás. ― hizo una mueca.
― A ver. ― miró su carpeta. ― ¿Qué quieres cambiar?
― ¡Las flores de centro! ― soltó apretando sus ojos. ― Quiero las número dos para el centro. ― hizo un puchero. ― Mi ramo se vería mejor con las número tres.
Chenle asintió mientras cambiaba las anotaciones.
― Creo que sí te voy a matar. ― rodó los ojos. ― ¿Las número uno siguen siendo para el camino al altar?
