𐙚 01.

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Cuando la mañana del domingo llegó, el chino de veintidos años no podía asegurar que realmente aún estaba dentro del horario considerado "de la mañana".

Su cabeza dolía con intensidad, las ventanas abiertas no ayudaban para nada más que intencificarlo, tenía ganas de vomitar y no ignoró aquellas ganas por más segundos, aún con su cabeza palpitando corrió hacia donde estaba el baño y vomitó todo lo que creía haber ingerido la noche anterior.

Pasaron los minutos teniendo un horrible ardor en su estómago, hizo una mueca cuando notó como se había ensuciado y maldijo mientras tosía. Tomó una respiración luego de estar varios minutos más con su cabeza apoyada en los azulejos de la pared mientras intentaba sentir algo frío, algo de lucidez.

Se puso de pie con dificultad, con pasos torpes llegó al lavabo donde buscó su cepillo, frunció el ceño cuando vio que era azul y él estaba muy seguro que el suyo, la última vez era rojo, pero no le importó aquello y cepilló sus dientes, luego lavó su rostro. Después de sentirse moderadamente mejor caminó fuera del baño, mirando la habitación por al menos dos minutos, con bastante detenimiento.

― Esta no es mi habitación. ― susurró con los ojos entrecerrados.

Definitivamente no lo era. 

Giró mirando todo a su alrededor nuevamente, sí, no había que buscar mucho más, aquella no era su habitación y aquél no era su cepillo.

― Qué asco, Zhong.

Hizo una mueca y soltó un suspiro caminando hacia la puerta, segundos después devolviéndose para buscar su celular. La búsqueda no fue para nada sencilla, debajo de una almohada, en el suelo, al lado de una mancha amarilla dudosa, al final lo encontró detrás de la mesita de luz. Decidió no pensar más en aquello, su cerebro realmente no le estaba ayudando y buscar su habitación sería lo mejor.

Salió del lugar y al bajar al primer piso para pedir su llave, comprobó que aquél ni siquiera era su hotel. Rascó su cabeza confundido, mordió su labio inferior mientras caminaba a la recepción.

― Señor, disculpe... ― susurró avergonzado.

― ¿Sí, joven? ― sonrió el recepcionista.

― ¿Sabe dónde queda el hotel Vegas Show?

El hombre ni siquiera lo miró cuando señaló fuera del hotel, Chenle asintió extrañado antes de comenzar a caminar hacia la salida del hotel. Justo en frente había otro gran edificio con el nombre que buscaba, giró para saludar pero el señor ya hablaba con otra persona, así que decidió irse sin darle las gracias.

Llegar a su habitación fue una real aventura, tuvieron que buscar su nombre y hacerle sientos de preguntas antes de darle otra llave. Suspiró colocando la llave para abrir la puerta, necesitaba una ducha urgente.

― ¡Te voy a matar!

Hizo una mueca de dolor cuando escuchó el grito de su mejor amigo.

― Cálmate, ¿Sí?

Entrecerró los ojos para mirar al mayor con su prometido al lado.

― ¿Qué me calme? ¡Chenle, estuviste desaparecido desde el sábado!

El chino caminó hacia la barra que había en su habitación y apoyó su cabeza en ella mientras intentaba, de alguna forma, que los gritos de Jaemin se hicieran más bajos.

― ¿Qué? Me fui por una noche, no es nada del otro mundo. ― susurró cerrando los ojos.

― Hoy es lunes. ― gruñó el mayor cruzándose de brazos indignado.

fly to las vegas 𖦹 𝙅𝙄𝘾𝙃𝙀𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora