Al hablar mi voz se escuchaba tan mal, similar a la de alguien con gripe. Cada palabra que decía no la conocía pero aún así sabía lo que significaba.“Perdon” mi disculpa llegó a la pequeña, rebosante de alegría. Después de las primeras palabras que alguien me había dicho la empuje y me fui gritando por ayuda y diciéndole que no me coma.
El malentendido se resolvió después de detenerme a pensar. Hablamos por un rato y después ella se ofreció a traerme una manta de su casa, al ver que estaba temblando.
“No importa. Por cierto, el anillo que llevas, ¿De quien es?” Una pregunta con un grado de inocencia. En cierta manera me gustaría decirle la verdad pero ni yo sé de quién es.
Levanté los hombros. La acción generó duda, su movimiento de ladear la cabeza y alzar una ceja fue la que me lo dijo.
“¿Te duelen los hombros?” no respondí al no entender porque lo decía. “Le hiciste 'así', o es porqué tienes más frío. Puedo traer ropa” cuando repitió lo que hice iba a responder pero después de lo dicho preferí decirle que quiero ropa.
No se cómo termine desnudo, ¿o será desnuda?, lo que sea. Realmente sentí vergüenza, una emoción que creí no volver a usar.
“Regreso en dos” después de eso continuo por el camino atraves del bosque.
¿Como en dos? ¿en dos minutos...?, la ausencia de compañía me aburrió mientras escuchaba el sonido del bosque. Lleno de aves seguramente, al ser lo que más se escucha por todos lados.
Miraba mis manos. El agujero en mi mano izquierda se había encogido hasta no quedar un hoyo por donde ver. Quedando una una marca como recuerdo. ¿Cómo es que sigo vivo?, debí de haber muerto. Y no, aquí estoy, tan vivo y con muchas ganas de continuar.
Al pasar el tiempo la pequeña por fin volvió. Una persona la seguía, quién cargaba tantas prendas que ocupaba ambas manos para poder cargarlas.
“Regrese” acompaño eso con una sonrisa energica y demasiado deslumbrante.
Toda la ropa que trajo era demasiado grande, no el sentido de que no me quedará, de hecho, ambas tenemos cuerpos muy parecidos. Con grande me refiero a que eran vestidos demasiado voluptuosos y tan poco ortodoxos.
Si la sirvienta no hubiera detenido a la pequeña, seguramente traería más ropa. El ladrón se sentía tan raro. Imaginar que un cambio como este era tan grande. Al principio la importancia del cuerpo solo radicaba en la fuerza que tenía, pero ahora, tenía que incluir que tipo de prenda usaría.
“Creí que te gustaría...” si sus ojos de perrito llorando no estuviera en su cara seguramente podría resistir.
Aunque algo indignado, prefiero esto a seguir al descubierto. Sin más las tres caminaron para poder llegar a la casa de la pequeña. Un lugar muy amplio, con unas rejas sirviendo como cerca. Antes de entrar a la propiedad, la pequeña se presenta: “No lo aclaré antes. Pero, yo soy la noble Hanna von Suet” la forma en como lo dijo pareció la de una pequeña presumida.
Nota: usaré "von" de pertenencia. En este caso, ella pertenece a la familia Suet.
Las casa era tan enorme. Está pequeña era más que solo rica, talvez millonaria... Pero yo no conocí a nadie millonario así que tampoco sé si la comparación era buena.
“El orgullo de todo el reino” en una pose orgullosa aclamaba, a su vez, la sirvienta aplaudía ante la grandeza. Demasiado actuado para saber qué así era.
“Ah, bueno...” mi simpleza fue como una flecha, al ver que la reacción no era la que esperaba.
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El Ladrón En Otro Mundo.
ActionEl humano que una vez vivió mal, ¿continuará viviendo mal si le das otra oportunidad?, quién sabe... bueno, yo si sé. soy elperroxd, escribo esto porque no sé que escribir. Un ladrón muere y le dan la oportunidad de vivir en un mundo de fantasía. (...