Renacer

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Habían pasado años desde que Muzan Kibutsuji fue derrotado. El mundo se había transformado, pero las heridas seguían latentes en los corazones de los cazadores. Giyuu Tomioka y Sanemi Shinazugawa, dos sobrevivientes de aquella épica batalla, donde ambos compartirian la misma finca, lejos de la mirada curiosa del mundo.

A sus veinticinco años, Giyuu seguía siendo el hombre taciturno y reservado que Sanemi recordaba. Su cabello negro como la noche caía sobre su rostro, y sus ojos azules parecían contener secretos insondables. Sanemi, por otro lado, había perdido parte de su rudeza. Las cicatrices en su rostro hablaban de su valentía y sufrimiento, pero también de su humanidad

Una noche, cuando la luna estaba alta en el cielo, Giyuu se retorcía en su cama. La marca de cazador en su frente brillaba con un fulgor inquietante. Sanemi, alertado por los gemidos apagados de Giyuu, entró en su habitación. El olor a sangre llenaba el aire.

-Yuu, ¿qué te pasa? -preguntó Sanemi estando alarmado por la situación, arrodillándose junto a él.

Giyuu tosió, escupiendo sangre en su mano. La marca ardía como brasas encendidas. Sanemi lo sostuvo, desesperado.

-No puedes morir, maldita sea -susurró Sanemi -. No después de todo lo que hemos pasado.

Giyuu sonrió débilmente. Sus dedos se aferraron al brazo del albino

- "En otra vida nos encontraremos de nuevo. Lo prometo."

Las lágrimas llenaron los ojos de Sanemi. No quería perderlo. No otra vez. Pero la marca de cazador no mentía. Giyuu estaba al borde de la muerte.

-¿Por qué? -sollozó-. ¿Por qué ahora?

cerró los ojos. Su voz era apenas un susurro.

- "Porque esta vida no es suficiente para nosotros. Nos encontraremos en otro tiempo, en otro lugar. Y entonces, seremos libres."

Sanemi Apretó los puños. La marca en su mejilla también se encendía, como si respondiera al llamado de Giyuu. Ambos cazadores se abrazaron, sus cuerpos temblando.

-No me dejes -murmuró-. No me dejes solo.

Giyuu exhaló su último aliento. Sanemi lo sostuvo mientras su cuerpo se volvía frío. La marca de cazador se desvaneció, y Sanemi también sintió que algo se rompía dentro de él.

Aquí comienza todo:

Giyuu Tomioka, con su cabello negro como la noche y ojos azules que parecían contener secretos insondables, había dejado atrás la vida de cazador de demonios. Ahora, en una nueva realidad, encontraba un propósito diferente como maestro de educación física en la academia. La rutina matutina era su refugio: bañarse, desayunar y despedirse de su hermana Tsutako y del prometido de Tsutako. Estando preocupada por su hermano mayor, esta le daba algunos consejos.

Se despertó temprano esa mañana, la luz del sol filtrándose a través de las cortinas. Recordó que hoy sería su primer día como maestro en la Academia "Kimetsunoyaiba". La emoción y los nervios se mezclaban en su pecho. Se levantó de la cama y se estirópero ahora tenía una nueva misión. Se lavó los dientes y se peinó, ajustando su cabello negro en una coleta. Luego, se puso el uniforme de maestro de educación fisica sintiendo la tela fresca contra su piel. Bajó las escaleras hacia la sala principal, donde su hermana Tsutako ya estaba preparando el desayuno. El aroma del arroz cocido llenaba la habitación.

-Buenos días, Giyuu -dijo Tsutako, sonriendo-. ¿Estás listo para tu primer día?

Giyuu asintió, aunque sus palabras eran escasas. Tsutako siempre había sido más expresiva que él. Se sentó a la mesa mientras ella le servía el desayuno.

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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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𝑹𝘦𝘯𝘢cer 𝘾𝘢𝘳𝘮𝘦𝘤𝘪┆「𝙎𝘼𝙉𝙀𝙂𝙄𝙔𝙐𝙐」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora