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Melodie.
Mi evento ya había terminado, estaba dando las gracias a mi público para después abandonar el escenario. Estaba muy agotada, había sido una larga y cansada noche, solo quería regresar a casa y descansar.
Más tarde decidí ir por un café para sentirme algo relajada. Fuí sola diciendo que no era necesario que me acompañen. Cuando fuí a la cafetería que estaba cerca del lugar, me pedí un café y algunas personas me reconocieron y tuve que firmar unos cuantos autógrafos.
Ya cuando por fin salí de la cafetería vi a un tipo pelirrojo que cargaba una guitarra eléctrica. Tenía el cabello largo y desordenado.
- "Ugh, metalero." Dije en voz un poco alta mientras miraba con desagrado al pelirrojo.
Rápidamente el se volteó mirándome de pies a cabeza con una mirada oscura. - "¿Qué pasa dulzura?" Dijo el pelirrojo mientras se acercaba un poco a mí. -"¿Te doy asco?"
Rodé los ojos algo molesta. -"Ugh" Dije mientras me alejaba y dejaba al pelirrojo sin haberle respondido.
- "¿Acaso tú eres Melodie? ¿La cantante insoportable y presumida?"
Molesta me giré hacia él, mirándolo con el ceño fruncido y con el café en mano. -" Presumida yo? Tú estás celoso de que tengo más audiencia que tú. Además, eres un simple metalero que seguramente no se baña."
El chico rápidamente rió algo enfadado, lo que hizo que me moleste un poco más. - "Entonces.. Sí eres Melodie."
Me quedé mirándolo mientras el pasaba por mi lado con la guitarra que aún cargaba en la espalda. - "Tal vez no te guste la clase de música que toco y está bien, pero no creo que sea mejor la basura que tú cantas."
Él dijo eso y se fué perdiéndose en la nada. Decidí ignorarlo. Ya que sólo era un tonto metalero egoísta y creído que le encantaba llamar la atención, y claro, obviamente quería mi atención.
