Miko Y Hechicera

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La mañana había llegado y con ello la azabache había decidido ir a la escuela. Por lo que se alistó para salir antes de que cualquiera se despertará, aunque cuando estaba a punto de dar un paso fuera de la casa sintió esa presencia detrás suyo

—Te vas?– le pregunta el Yokai, a lo que está regresa a verle con su usual sonrisa

—tengo, que ir a la escuela. Estaré de regreso en la tarde he iremos a dar una vuelta antes de que tengamos que regresar– le explica la azabache viendo cómo él se acerca a ella

—Demoraras?– le pregunta elevando su brazo comenzando a acariciar su mejilla

—Un poco– ella le responde pegando su cara al toque. Ambos se ven a los ojos y juntan sus labios a un ritmo lento y cariñoso. Al separadas ambos juntan sus frentes –estaré aquí al medio día. Te quiero– deja un casto beso en sus labios antes de marchar hacia la escuela

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El día de la azabache fue cuando menos aburrido. La verdad es que había Sido incómodo tener que interactuar con sus antiguas amigas luego de casi dos meses. Es como si prácticamente nada uniera cambiado de para ellas, pero muchas cosas si  habían cambiado para la Higurashi

Lo que hacía que se sintiera fuera de lugar. Ella se había acostumbrado a estar sin ellas, pero ellas parecían estar acostumbradas a su presencia. A pasar las tardes en algún Macdonald y a ir al centro comercial todos los domingos. Mientras que ella se había acostumbrado a estar casando monstruos y explorar lugares antiguos que ya en la actualidad no existían por la mano del hombre

Y si así eran las cosas con ellas, no deseaba imaginar como sería con su familia que ya estaban acostumbrados a no tener su presencia rondando por el lugar. Estaba segura que si ella ahora mismo dijera que se quedaba a vivir al menos una semana todo iba a ser demasiado extraño

Pero bueno, esas no eran cosas que debía de pensar. Al menos esperaba aclarar sus dudas pronto. Después de todo. No cree tardar mucho en reunir el resto de los fragmentos de la perla

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El parque de diversiones. Ese era el lugar al que había decidido traerlos y al parecer había acertado. Ya que no solo los menores estaban totalmente fascinados con el lugar y todo lo que este conllevaba como los juegos y dulces. Sino que también Sango, Miroku he incluso Sesshomaru se encontraban encantados

Aunque la azabache tiene que admitir que tuvo algunos problemas con la ropa del albino. Ya que este se mostraba algo reacio a tener un estilo más común. Por lo que simplemente decidió un estilo más elegante que terminó resaltando su belleza sería y exótica

—Kagome! Qué es eso?– le llama Shipo que comía un churro mientras señalaba la casa del terror

—Es una casa del terror– le responde

—y qué hay dentro?– pregunta el menor asustado

—Tecnicamente está infestada de monstruos– habla la mayor

—Entonces como dejan tener algo como eso aquí?!– exclama Sango entre molesta y preocupada

—cierto, debemos exorcizarlos cuánto antes– declara el monje, mientras que Rin se abrazaba a la pierna del Yokai con miedo

—Son monstruos falsos– se apresura a explicar –en su mayoría solo son humanos disfrazados o máquinas mecánicas. Así que no hay riesgo de ser atacados de verdad– miente de forma leve sin inmutarse

Este tipo de lugares siempre se encontraban llenos de Maldiciónes de menor rango, incluso había exorcizado ya a unas 10 maldiciones en su estadía en el parque debido a la concentración de personas en el lugar

Entonces antes de poder darse cuenta o que sus instintos reaccionarán alguien choco con ella alarmadola. Debido a que había sentido como metía algo en su bolsillo permitiendo que percibiera algo de aura, la cual le puso los bellos de punta

Por lo que volteo a ver a esa persona notando como ya no estaba en ningún lugar. Aún cuando ella seguía sintiendo ese escalofrío recorrer su columna. Al sacar lo que le había puesto en el bolsillo se encontró con un pedazo de papel y al abrirlo lo que decía la dejo confundida

'El último fragmento está en la brecha entre ambos Mundos'