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La azabache se quedó perdida intentando buscar esa presencia durante algunos segundos cosa que noto el Yokai he inmediatamente tomo aquel pequeño trozo de papel frunciendo el seño al leer su contenido

—Kagome– le llama pasando uno de sus brazos por los hombros de la chica consiguiendo que está deje de estar en trance –ya lo resolveremos– le asegura a lo que ella se limita a suspirar y darle una dulce sonrisa para tomar su mano entrelazando sus dedos

—Señorita Kagome! Vayamos hacia allí!– pide la pequeña Rin señalando con entusiasmo de él carrusel

—Esta bien– habla comenzando a dirigirse hacia allá junto a los demás

De momento no debían estresarse ni pensar en ese extraño papel y su mensaje sobre el último fragmento de la perla de Shikon

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A varios metros de allí una azabache de ojos azules de pupila rasgada y varias marcas de color azul en las mejillas río divertida viendo a la pareja alejarse

—Eso fue demasiado arriesgado Kagome– la regaña una voz gruesa y al voltear se encuentra con su esposo. El cual no había cambiado en lo absoluto con él paso de los años manteniendo incluso su larga cabellera blanca

—Sabes que era necesario amor mío. Sino, habrían tenido que pasar al menos tres meses extra en descubrir donde estaba el último fragmento para completar la perla– le asegura soltando una leve risa

—Sabes que si el árbol de las Edades se entera que casi provocas un colapso en la línea temporal por ahorrarte tres meses de búsqueda no estará nada contento– le recuerda a lo que ella simplemente se acerca pasando sus brazos por el cuello del más alto

—Sesshomaru, amor mío. Te preocupas demasiado por esas cosas. Además, solo digo la línea temporal. Así que relájate y vayamos con Setsuna y Moroha. Estoy segura que para este punto ambas deben estar a punto de matar a Shipo– comenta con una dulce sonrisa antes de dejar un beso en sus labios el cual fue correspondido de forma inmediata

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La azabache observó con melancolía la casa de su familia. No pensaba despedirse más allá de las cartas que había dejado para ellos y las cuales leerían cuando despertarán. No soportaría una despedida cara a cara y muchos menos el hecho de ver a su madre llorando por su culpa. Por lo que solo por esta vez se permitiría actuar como una cobarde he irse sin despedirse

—Estas segura de esto Mocosa? Si lo haces no podrás dar vuelta atrás– habla la Kamo notando la mirada de su única estudiante

—Lo prefiero así. No podría irme si la veo llorar por mi culpa, pero mi vida está allá– le responde consiguiendo que la mayor bufé y coloque una de sus manos sobre la cabeza de la menor acariciándola

—Cuidate mocosa y se feliz– le pide

—Lo haré y muchas gracias por todo Maestra. La extrañaré– se sincera

—Yo igual mocosa. Ahora vete antes de que te obligue a quedarte– le ordena con una sonrisa algo triste consiguiendo que la menor suelte una leve risa

La azabache realiza una revenrencia en su dirección antes de que entrar al paso llegando al pasado. En dónde Sesshomaru y los demás se encontraban esperándolos

—Te demoraste Kagome! Ya estábamos pensado en ir a buscarte– declara Shipeo consiguiendo que ella le mire divertida

—Qué piensan hacer a partir de ahora?– pregunta el Monje

—Yo regresaré con mi Clan y comenzaré a buscar a Kohaku, ya debe haberse librado del control de Naraku por lo que debo encontrarlo– habla Sango

—Nosotros terminaremos de reunir los fragmentos de la perla y luego veremos qué hacer– le responde la azabache, mientras que Shipo se sube a su hombro dejando ver qué iría con ella

—Entiendo, entonces supongo que volveré a mi vida de Monje– comenta este viéndose algo desanimado

—Si lo desea su Excelencia puede acompañarme. Nos serían de utilidad sus habilidades– comenta la castaña mirando a otro lado intentando ocultar el leve sonrojo en sus mejillas mientras que los ojos del humano se iluminan

—"Me alegra que de cierta forma todo sea un poco más tranquilo ahora. Es reconfortante"– piensa la azabache

—Ahora no puedes poner excusa alguna para no viajar conmigo Miko– comenta el albino con un leve toque divertido

—No pensaba poner excusa mi señor– se burla dándose cuenta como los ojos del Yokai se oscurecen levemente. Al parecer a alguien l gustaba ese apodo

—"Ya después veré como lo utilizo"– se anotó la Miko mentalmente

Miko Y Hechicera  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora