01. Vida diaria.

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John se quejó. Las fiestas de la empresa nunca habían sido su fuerte, toda la familia sabía de antemano que prefería evitar cualquier reunión que tuviese de por medio a los socios, porque siempre trataban de hacerlo sentir como un rey con tal de obtener beneficios extras. Odiaba querer distraerse y que ellos conversaran de las acciones de las cuales eran dueños.

Prefería asistir a un bar con sus amigos.

—John —la voz proveniente de esa persona que conocía más que a si mismo, lo sacó de su pequeña depresión, logrando hacerle sonreír. —Aquí estás, bobo. Siempre perdiendote en las reuniones.

—¿Me vas a culpar? Los Lee quieren hablar sobre la bolsa de valores —John rodó los ojos ante la mirada acusadora de el más bajito. —No me mires de esa manera, Chittaphon. Sabes que odio esos temas.

—Yo no he dicho nada —se burló Chittaphon, acercándose para sostenerlo del brazo con cariño. —Deberíamos de irnos, de todas maneras esto seguirá hasta después de media noche. Jaehyun no tarda en llegar para hablar media hora sobre sus conspiraciones extrañas.

—Me tientas —susurró John con una risita, acomodando el cabello de Chittaphon detrás de su oreja. —No tienes ni idea de lo mucho que quiero irme ya de aquí.

Su pequeño momento de felicidad se vió interrumpido por la presencia de la única persona capaz de sacarlo de quicio solo con existir a su alrededor.

De verdad. Ni un segundo podía tener en paz con el amor de sus vidas.

—John —dijo Doyoung, con una expresión seria. —Vámonos de aquí.

Chittaphon sostuvo con fuerza el brazo de John, pidiéndole con la mirada que no le hiciera caso.

—Te llevaré a casa y después volveré —habló John, sacando las llaves del auto de su bolsillo. —O llévate el auto. Yo me quedo aquí.

—Te estoy diciendo que nos vamos —Doyoung intentó tomar a John del brazo, pero este se alejó. —Me estás dejando en vergüenza.

—¿Yo? —John alzó sus cejas. —Te recuerdo que no fuí yo quien fue detrás de su papi, rogando para que lograra casarnos. Podrás ser mi esposo legalmente, pero eso no te da derecho a intervenir en mi vida.

John observó a su esposo y sonrió cuando este tomó las llaves, retirándose de la fiesta sin siquiera despedirse de sus amigos.

No le importaba mucho lo que Doyoung hiciera.

Y al final logró retirarse de la fiesta y escapar al departamento de Chittaphon, donde siempre podía encontrar ese refugio acogedor que su corazón necesitaba. Ambos alejados del bullicio de una fiesta empresarial y las personas que solo buscaban presumir, pero, sobretodo, alejados de la presencia asfixiante de Doyoung, la cual les impedía ser felices.

Una vez allí, John se relajó, retirándose el saco y tomando asiento en uno de los sillones. Su sonrisa se extendió cuando Chittaphon se acercó a el, tomando asiento en sus piernas y dándole un fuerte abrazo que solo demostraba lo mucho que lo había extrañado.

—Odio cuando no puedo verte por culpa del trabajo —confesó Chittaphon, hundiendo su rostro en el cuello de John.

—Yo también lo odio, mi cielo —respondió John, acariciando con suavidad la espalda de su pareja.

Permanecieron así, abrazados, disfrutando de la tranquilidad y de la simple dicha de estar juntos. Poco a poco, la tensión que John había acumulado durante la fiesta fue desapareciendo, reemplazada por una sensación de absoluta paz.

Con delicadeza, Chittaphon levantó la mirada y admiró el rostro de John. Sus ojos brillaban con una mezcla de adoración y alivio, y una sonrisa cálida se dibujó en sus labios. John le devolvió la mirada, y en ese instante, todo lo demás pareció desvanecerse a su alrededor. Sólo existían ellos dos, en ese pequeño y acogedor refugio.

Angels Cry  | JohnTen-JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora