Capítulo XXVIII

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Ocho meses en la orilla del mar. ♛

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Estábamos cerca de cumplir ocho meses de novios y había planeado una escapada a la playa, la misma donde le pedí a mi conejito ser mi novio y que este haya aceptado había sido uno de mis momentos más felices. La escapada a la playa era solo de fin de semana ya que estás últimas semanas había tenido más trabajo de lo habitual y había descuidado a mi conejito un poco, por lo que servía de un suspiro de la rutina y las tensiones de la ciudad y solo ser mi conejito y yo.

Había estado especialmente emocionado por la idea, llevaba semanas pensando en cómo hacer de este aniversario algo memorable. Tenía en mente una cena romántica en la playa pero quería que todo fuera perfecto para mi conejito. También había reservado la mejor cabaña frente a la playa, ya que mi conejito se merece lo mejor este fin de semana y siempre.

El viernes por la mañana después de una semana de trabajo intensa, finalmente llegó el día del viaje. Me levanté temprano, me metí a duchar y mientras me duchaba mis trabajadores bajaron mis maletas al auto, una vez ya duchado me vestí y salí de mi habitación tomé las llaves del auto y salí de la casa, me subí al asiento del copiloto y arranque el auto rumbo a la casa de mi conejito. Al llegar le hable para que saliera y unos minutos después lo ví salir de la casa de Alejandro por lo que salí del auto.

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Cuando salí de la casa atrás de mí venía Pablo el cual cargaba mi maleta y a lo lejos vi como EMI estaba recargando la cadera en su auto esperando me, al cruzar el portón Pablo fue a subir mi maleta y yo por mi parte me acerque a EMI para darle un corto beso en los labios.

-¿Estás listo?

-Más que listo.

Con mi maleta ya en orden Pablo se fue y por nuestra parte EMI me abrió la puerta del lado del copiloto para después el subirse en el asiento del piloto, EMI arranco el auto y antes de ir hacia la playa pasamos primero a un Starbucks para comprar algo de desayuno, ya con nuestro desayuno ahora sí EMI arranco el auto rumbo a la playa. El viaje hacia la playa fue tranquilo y relajante. El auto que está vez había escogido EMI era un descapotable por lo que traíamos el techo junto con las ventanas abajo lo permitía que el aire fresco entrara al coche.

Había preparado una lista de reproducción con nuestras canciones favoritas y la música llenaba el vehículo mientras avanzábamos por la carretera. Pasamos las horas hablando, riendo y disfrutando de la compañía del otro.

-No puedo esperar para ver la cabaña -dije mirando a EMI con una sonrisa- Estoy seguro de que hiciste una gran elección.

-Lo hice pensando en nosotros -respondió EMI, tomándome la mano mientras conducía- Quería que fuera un lugar especial donde pudiéramos relajarnos y disfrutar el uno del otro.

Finalmente después de varias horas de viaje llegamos a la playa, la cabaña estaba situada en un lugar idílico, rodeada de palmeras y con una vista espectacular del mar. El sonido de las olas rompiendo en la orilla era una melodía constante y relajante. Miraba el mar con admiración mientras EMI bajaba las maletas del auto.

-Es hermoso.

-Sí lo es, pero no es más hermoso que tú -dijo sonriendo y tomándome de la mano.

Caminamos tomados de la mano y cada quien tomando su maleta hasta la cabaña donde subimos unos pequeños escalones y EMI abrió la puerta dejándome pasar. Por dentro la decoración era playera y en tonos cafés, como era de dos pisos la habitación quedaba en el segundo piso por lo que Emiliano se llevó las dos maletas cargando hasta el segundo piso el cual era la habitación. Después de desempacar y acomodarnos en la cabaña decidimos dar un paseo por la playa.

Daddy and Baby Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora