"Hey Zadkiel, ven de inmediato, tienes un currelo en la tierra." Dijo un ángel encargado de operaciones.
"¿DE VERDAD? Alabado sea Dios, no he pisado la tierra desde la primera decapitación (1792), sí que Nicolas necesitaba dinero, mala suerte la suya, tenía tan pocos meses de vida." Mencionó Zadkiel apenado. "Fue difícil verlo allí."
"Bien, al parecer vive en Italia... como sea, ve su caso y luego haz tu trabajo." Respondió el ángel malhumorado.
"Perfecto, como la sabiduría del Creador." Dijo Zadkiel elevando sus manos. "¿Dónde tenía que ir para bajar?, sé que las cosas han cambiado y-".
"Con San Pedro."
"Oh sí, gracias. Ten un día tan hermoso como los jardines celestiales." Se despidió Zadkiel agitando su mano de lejos.
"¡No te olvides de sus papeles!" Gritó. "Ángel tonto."
Voló Zadkiel hacia las puertas del cielo para que San Pedro le diera permiso para salir, realmente emocionado, no se paró a leer aquel documento de su elegido. Por dentro estaba cansado por más 2000 años, saludaba y recibía a las almas venidas a la Morada Divina y algunas otras veces cantar en el coro magistral, quería tener de nuevo la sensación de convivir con humanos. Imaginaba como era allá abajo, ¿aún tenían los hombres coletas en el cabello? Escucho de algunos llegados de una torre alta en París, deseaba verla.
¿Cómo será el humano que lo mando a llamar?, lo sabría si leyera el bendito documento, pero quiere preguntarle todo el mismo, no ha tenido muchos amigos por miles de años hasta podría decirse millones, Zadkiel a menudo se siente solo porque los ángeles están separados en diferentes áreas del cielo, cada uno dedicado a sus propios deberes sagrados. Esta separación, necesaria para mantener el orden y la armonía del Reino Celestial. Los querubines están ocupados protegiendo el Jardín de Luz, los serafines mantienen la santidad en el Santuario de la Serenidad y los ángeles guerreros, bajo el mando de Miguel, están siempre vigilantes en la Fortaleza de la Protección. Así, aunque Zadkiel irradia compasión y bondad, la distancia física y las responsabilidades de cada ángel, les dificulta socializar entre ellos.
"Hola San Pedro." Saludó el ángel tímidamente.
"Hola Zadkiel, tanto tiempo sin verte, sabes que puedes llamar solo Pedro, San Pedro solo para los de allá abajo, jajaja." Guiño y sonrió mirando a Zadkiel.
"Si claro, lo olvidé jajaja, es solo que estoy muy nervioso y emocionado."
"¿En serio? ¿Dime que tiene de esa manera?" Pregunto San Pedro mientras revisaba unos papeles.
"Sí, es que iré a la tierra, ha pasado mucho tiempo de no ver como está allá abajo, solo estuve dos veces, en el nacimiento de Jesús y la revolución francesa." Dijo Zadkiel agitando las manos sudorosas de felicidad. "Ahhh, no aguanto, estoy muy muy emocionado Pedro." Casi entre gritos silenciosos.
"Es verdad, aquí hay un permiso. Espera un minuto, iré por tu reloj y tus indicaciones." Dijo Pedro rebuscando entre cajones. "Te aseguro que será divertido allá abajo".
"Por eso estoy tan feliz, ¿la hora de siempre son las 12:00, verdad?". Pregunto el ángel.
"Ah, si si 12:00, ya sabes, mueve las manillas del reloj y vendrás al cielo más rápido que lucifer cayendo al inframundo." Señalo Pedro.
"Perfecto, como la magnificencia del Todopoderoso." Recalcó Zadkiel.
"Ten mucha suerte Zadkiel, tal vez experimentes cosas nuevas"
ESTÁS LEYENDO
OPPOSITE HALVES
Ficção Científica¿Te imaginas vender tu alma a dos entidades completamente opuestas? Eso es exactamente lo que hizo nuestro protagonista. En un giro surrealista, se encuentra atrapado entre un infierno y un cielo en conflicto, ambos ansiosos por recuperar el libro d...