EL PRIMER ENCUENTRO

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Aegon se encontraba con sus amigos en la barra del bar. Habían bailado demasiado y el y sus amigos estaban sedientos. No noto a Jace qué lo miraba desde una distancia prudente, así como tampoco notó a los demás Alfas y Betas qué de igual manera lo miraban deseosos.

El era bonito, lo sabía. Toda su vida recibió halagos por su hermosa apariencia. Desde su cabello blanco con toques plateados, sus hipnotizantes ojos lilas y su cuerpo delicado y encurvado al mismo tiempo.

El presentarse como Omega solo logró más de esas atenciones de cada persona a su alrededor, más consideraciones, más de todo aquel que tan siquiera oliera o mirara a ese perfecto Omega. Todo ésto comenzando con su familia. Su madre siempre lo trato como lo más especial que hubiese en el mundo, siempre tan atenta, siempre amorosa, tanto con el como con sus hermanos. Sus hermanos y hermana no fueron para nada diferentes. Claro que no era de extrañarse ya que al ser el único Omega siempre se preocuparon por su bienestar. Siempre al pendiente de el, comandolo de regalos y atenciones, siempre lleno de amor, cariño y muchos mimos.

Por eso no prestaba atencion a todas esas personas. Estaba acostumbrado a que donde quiera que fuese tendría esa misma atención y admiración. Tal vez se creería que por eso se había convertido el alguien arrogante y berrinchudo pero todo lo contrario. El era un alma pura, hermosa y comprensiva.

El Omega únicamente se dedicaba a observar y reir de las boberias de sus amigos. Dos Alfas que contra toda naturaleza habían sido destinados. El los admiraba. Su historia no había sido nada fácil, tuvieron que atravesar muchos obstaculos, muchas barreras qué incluso sus propias familias se encargaron de levantar en su contra. Pero como el amor todo lo puede y sabía muy bien que sus dos amigos estaban hechos para estar juntos nadie pudo separarlos, peleando y luchando por su amor.

Aquello era por mucho lo qué más anhelaba en una relación. El no era estupido. No creía sería facil que encontrara al amor de su vida. Pero si, tenía ese anhelo. Desde niño se le preparo para la posibilidad de encontrar a su destinado, aún cuando la mayoría de parejas a su alrededor no lo eran. Su propia madre una de ellas. Era muy raro que eso sucediera ya que se decía qué tu destinado era el mismo en todas tus vidas y siendo el mundo un lugar tan grande había muy poca oportunidad de que se encontraran o qué vivieran el la misma ciudad, o que tuvieran la misma edad o como pasaba con aquéllos qué morían antes de conocerse y entonces la pobre persona seguía buscando y esperando a su pareja sin saber que era inútil. Tan solo pensar en esa posibilidad hizo que se le erizara la piel.

-Estás bien- pregunto Aeron, su amigo que conoció en el primer año de universidad.

-Si, solo divagaba- bebio un poco de la bebida que segundos antes el Beta detras de la barra le había entregado.

-Por qué hiciste eso- preguntó su otro amigo.

El Omega solo miro sus caras de asombro y viendo su bebida lo entendió.

Esa no era su bebida, al menos no la que el había pedido.

-Disculpe- le dijo al barman -Esto no es lo que pedí-

El Beta lo miro confundido y se acercó.

-Disculpe joven pero le dije que el caballero que estaba sentado del otro lado se la había mandado-.

-OH, si esta bien, gracias- tan embobado estaba mirando a sus amigos y su hermosa relación qué ni siquiera se dió cuenta de eso?

Volteó a ver toda la barra y se encontró con muchas miradas, no podía saber solo con eso quién había sido la persona que enviaba la bebida. Pero eso no importaba. El tenia una regla. Jamas beber lo que le mandaban. No era la primera vez qué algun osado se quisiera pasar de listo y le enviaran bebidas adulteradas. Por eso nunca las bebia. En eso fue entrenado por su hermano en sus años de preparatoria aun cuando el era el mayor de 4 hermanos siendo Omega no tenía las mismas libertades que sus hermanos Alfas y por lo tanto no tenía conocimiento sobre esas cosas. Pero su hermano siempre preocupado por su bienestar y al ser consciente que en poco tiempo se iría a la universidad se dispuso a prepararlo para los posibles escenarios en los que algún maldito Alfa se quisiera aprovechar de un hermoso Omega.

SOLO CON MIRARTE A LOS OJOS - JACEGON / LUCEMOND Donde viven las historias. Descúbrelo ahora