Capítulo 1: La Niebla

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Javier

No entiendo por qué las cosas son así, sé que la vida es inesperada, uno debería estar preparado para los acontecimientos futuros, pero no es así. Tú no estuviste preparado para lo que iba a pasar, y sé que de alguna forma, aunque nadie lo crea, sé que tú no fuiste el responsable, el que decidió acabar con su vida simplemente por qué quiso. Sé que hay una razón más profunda, tu tristeza no llego de la nada, algo la provocó. Desde enero que no he dejado de pensar en eso una y otra vez, cuando la noticia de tu muerte me llegó, pensé que era mentira, pensé que simplemente me estaban jugando una broma de mal gusto, pero en el rostro de tus padres se veía que era verdad. No dejo de pensar como si te hablara, como si pudiera hacerlo, como si te narrará, esta historia que no tiene título ni sentido.

Hoy 28 de marzo, a días de empezar la secundaría, no dejo de pensar en tu voz, y en lo que me dirías antes de que un duro año escolar venga a por nosotros. No será lo mismo escucharlo de alguien más, aunque nunca hayamos ido a la misma secundaria, siempre sentí tu compañía desde lejos. Camine abrigado por las frías calles del este de la ciudad, dirigiéndome hacia tu casa, la casa de tus padres, mejor dicho. Les hablé por teléfono diciéndoles que quería estar un tiempo en tu cuarto antes de que en unos días tuviera que ir a la escuela. Me dejaron hacerlo, supongo que como nos conocimos cuando teníamos 9 no sintieron desconfianza. Cuando toque la puerta la dulce mirada pálida y sin mucho color de la señorita Pulson me recibieron, con un abrazo me invitó a entrar a la casa. Tu madre era demasiado amable, aunque después de tu partida en su rostro se ve la tristeza brillar siempre ¿Cómo no hacerlo? Eras su único hijo.

-Gracias señora Pulson por dejarme venir, es realmente un gran recibimiento... ¿Cómo ha ido todo? -Pregunte dejando en el perchero mi abrigo, para luego verla suavemente, algo me pareció raro en su mirada.-

Trague duramente porque no contesto la pregunta, vi el cenicero lleno de cenizas y los muebles algo polvorientos. El llanto quizás no la ha dejado tranquila, lo entiendo realmente, mi madre estaba descompuesta por la perdida de mi padre, pero igual no es lo mismo que perder un hijo, tal vez el dolor no es comprensible simplemente por alguien que no lo haya experimentado. Su mirada se veía perdida hasta que conecto con la realidad. Solamente giro su cabeza hacia los dos lados, nuevamente mostró una sonrisa.

-Tranquilo, la verdad, todo ha sido tranquilo, no ha habido mucho ruido y tampoco ha pasado nada interesante por aquí... -Menciono seca como si sus palabras salieran con mucho impulso y deterioro, el esfuerzo era notorio.- ¿Entrarás al segundo año de secundaria?... ¿Asimilas bien eso?

La pregunta es compleja, no es algo que haya pensado mucho, es solo un año más, un año menos. Tú eras de segundo... Ahora estarías en tercero. Mierda, no tiene sentido pensarlo demasiado, oh Roberto, en serio has dejado devastado a todos. Quiero pensar que tú decidiste esto por qué tu tristeza se debía a algo que te carecía en la vida, pero tú jamás me dijiste que te faltará algo. Un segundo año, por supuesto.

-Pues creo que estoy bien la verdad, aún pienso si debo cambiarme de escuela, mi madre dice que él prestigió no es lo importante en la vida, ya sabe ella es un poco más despreocupada por ese tipo de cosas, yo lo he creído la verdad, pero sí, soy consiente de este año, segundo, tercero y cuarto son las más difíciles... -Explique algo incómodo, ya que sabía de antemano que quizás eso le recordaría a él.- Yo... espero que...

-Me alegra que esté aquí en serio, yo... Te veo y pienso que eres quizás la persona que Roberto más quiso, tal vez si hubieran ido a la misma secundaria todo... -las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas mientras decía eso, su voz solamente se cortó rápidamente, siendo fugaz.- Solo ignórame... A veces pienso, en las posibilidades, tú solo ve a su cuarto como querías, no he movido nada, deje todo tal cual como la última vez que él estuvo ahí... No te preocupes por mí, es solo... Ya sabes...

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