Capítulo uno: Casualidad.

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Casualidad.

Marien camina por la avenida cuatro muy apresurada, sin arreglar, descabellada y con la mente llena de pensamientos; como siempre ella salía de casa de esa manera. Nunca le daba tiempo para salir a buena hora o al menos bien decente y arreglada, ya que tenía más obligaciones en casa que en la propia calle, aunque no lo pareciera.

Mientras que Carlota camina por la avenida tres igualmente muy apresurada, aunque la gran diferencia entre ella y Marien, es que su cuerpo envidiable encaja perfectamente en su atuendo de toda una profesional empresaria. Ella si sale de casa tarde, no por las obligaciones que tenía sino porque quería resaltar entre los demás, ser el centro de atención. Salir con la mejor ropa posible, para ella es lo mejor del mundo, sin importar la hora que llegase a trabajar a la empresa.

Quién pudiera decir o ver que después de que ambas cruzaran las esquinas exactamente en el mismo lugar, las dos pelirrojas se toparan.

Aunque la suerte de Marien nunca ha sido muy buena, la pelirroja de tanta rapidez y sin ver a la hermosa de Carlota, cayera al suelo para que sintiera un fuerte ardor en su trasero. Mientras que Carlota la mira con preocupación y cierta angustia, después de todo pensó que se trataba de una chica con alguna discapacidad.

—¡Auch! —exclamó Marien aún en el suelo, sintiendo el ardor en su trasero y piernas.

—¿Está todo bien, muchacha? —pregunta la pelirroja decente con el tono de voz más refinado que nunca, a lo que Marien la mira de pie a cabeza olvidando el ardor que sentía y admirando la persona que la ha hecho caer al suelo.

—Sí, sí...

—Muy bien... —dice con arrogancia, olvidando el tono de voz refinado, ya que después de todo no le importa mucho las demás personas, sino ella misma.

—¿Podrías ayudarme a levantarme? —le pregunta Marien después de varios segundos sin hablar. Esa pregunta a Carlota le cayó muy mal, no tiene tiempo para ayudar a una persona tan torpe que se ha tropezado por sí misma.

—No tengo tiempo, lo siento...

—Por favor —rogó Marien, es imposible que siendo tan joven no se pueda levantar por sí misma y es que el dolor que siente en las piernas se le dificulta.

—¡Ya le dije que no tengo tiempo! —exclamó Carlota para que la calle se hiciera silenciosa para Marien, esas palabras hicieron que por más admiración que sintiera por el físico de aquella pelirroja, más bien lo que sintió fue un poco de molestia.

Pero Carlota se cree más superficial que cualquiera y ella mantiene la postura aunque parezca que ha humillado a esa pobre pelirroja, la verdad es que ha ganado y ante la sociedad se ve una gran persona culta.

Por eso, en ese momento, cualquiera desearía ser Carlota.

Desearia Ser Carlota [Versión 2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora