「 unico 」

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El reloj marcaba las 5 de la madrugada cuando Taehyung escucho la puerta de la habitación siendo tocada

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El reloj marcaba las 5 de la madrugada cuando Taehyung escucho la puerta de la habitación siendo tocada. Dio vuelta en su cama, queriendo ignorar el sonido, no había pasado una buena noche y últimamente a penas y dormía, por lo que su cuerpo había perdido parte de su fuerza y no sentía aliento alguno para ponerse de pie.

Desde la última vez que había sabido algo de Jungkook, sentía que, unos parásitos, se habían adueñado de su corazón, empezando a consumirlo hasta dejarlo con un hueco vacío. El frío, siendo su única compañía durante el pasar de los días.

Se suponía que su viaje a Hawái había sido pensado para que tanto la brisa cálida que se filtraba por las cortinas, y el susurro del océano, lo relajaran lo suficiente para permitirle descansar por fin. Pero claramente no había funcionado, porque lo único en lo que pensaba cada noche, era en ese recuerdo fresco de la vez que había estado en ese mismo lugar, en esa misma cama, con las sabanas acariciando su cuerpo desnudo y el de su acompañante. Un recuerdo melancólico que le devolvía el sentimiento de vacío y no lo ayudaba para nada con su insomnio.

Suspiró cansado, volviendo a dar vuelta en su cama, cuando el suave golpeteo en la puerta se repitió, sacándolo de sus pensamientos. Esta vez, decidió levantarse y enfrentar a la persona que se atrevía a buscarlo tan temprano. Se puso de pie y, sin importar el piso frío, se arrastró sin ánimos hasta la puerta, que abrió sin ningún entusiasmo. 

Sus ojos parpadearon intentando aclarar su vista y cuando pudo reconocer el rostro de la persona que estaba frente a él, sintió, por primera vez en meses, que el latido de su corazón se aceleraba.

Su mente entró en un trance durante unos segundos, no podía creer lo que veía, estaba confundido preguntándose si era real lo que veía, o acaso la falta de sueño le estaba creando algún tipo de alucinación.

Allí, bajo la tenue luz del pasillo, estaba su Jungkook.

Reconoció perfectamente esos grandes ojos que brillaban con una mezcla de nostalgia y amor, y que ahora tenían bajo ellos unas ojeras cansadas, que era la prueba de que no había sido el único que le había estado pasado mal.

El menor llevaba una gorra y una chaqueta, como si hubiera venido directo del aeropuerto, y había una maleta en su mano derecha.

"Tae..." susurró el menor, con una sonrisa que iluminó todo el corredor. Al escuchar su voz, suave y rota, que hacía tanto tiempo no escuchaba, su mente sufrió un corto circuito de inmediato. El aliento en su pecho desapareció y sus ojos se inundaron de lágrimas.

Cuando Jungkook dio un paso al frente, respondió con un paso atrás, temiendo que en el momento en que se tocaran, todo desapareciera. Aunque la sonrisa frente a su rostro era demasiado real, una que conocía a la perfección, cálida y tímida.

El menor terminó de entrar a la habitación, cerrando la puerta detrás de él, mientras el propio Taehyung a penas y podía parpadear.

"Dime algo, por favor..." escucho la voz temblorosa de Jungkook. Fue entonces cuando notó que las mejillas del menor estaban empapadas de lágrimas y sus ojos parecían una cascada.

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⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

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