Cuando por tercera vez la alarma de mi reloj sonó, ya era bastante tarde y para mi primer día de clases bueno digamos que era algo malo llegar atrasada, tan solo si no hubiese pasado toda la noche viendo películas tal vez habría estado despierta hace media hora. Aunque no me preocupaba mucho mi papá había prometido llevarme a la preparatoria todos los días, preparatoria que por cierto no había podido escoger, con eso de que papá era un Coronel respetable deseaba que yo siguiera sus mismos pasos así que gracias a sus contactos ingresé inmediatamente a la Academia Militar West Point, claro a la cual yo no quería ir pero ante sus amenazas de que si no iba a aquella academia me haría ingresar en un convento acepté con la única condición de que me llevase todos los días y claro gustoso no rechazó la oferta.
Y ahí estaba yo despertando apurada poniéndome aquel uniforme militar verde con esas grandes botas negras que pesaban demasiado, y también agarré mi cabello en un moño alto; sin ningún cabello en el rostro había dicho papá, al instante bajé y saludé a papá que ya había preparado mi desayuno, entonces comí lo más rápido posible y salimos apresurados, durante la trayectoria papá me daba varios consejos de como portarme a los que no puse atención ya que realmente extrañaba a mis amigas y me preguntaba donde estarían ellas ahora ya que después de haber salido de la secundaria no había tenido contacto con ellas.
Al llegar bajé del auto y me despedí de papá, yo iba tan tranquila caminando por ahí cuando un chico se atravesó en mi camino y chocamos entonces me enojé mucho no era ni cinco minutos que estaba en aquella academia y tenía que pasarme eso, él al levantarse me gritó:
- Recluta novata fíjate por donde andas y respeta a tus superiores, es por esto que no debían aceptar chicas en las academias militares.
En ese momento al oír esas palabras sin pensarlo dos veces y sin recordar ni una sola palabra que dijo papá me levanté y mucho más desafiante que él le grité:
- No me importa quien seas y no soy ninguna novata eres tú el torpe que chocó conmigo por andar caminando como si fueras la gran maravilla aquí así que te exijo que te retractes y te disculpes por lo que acabas de decir.
Al instante noté que varias miradas se fijaron en nosotros y todos murmuraban y decían cosas por lo bajo, mientras aquel chico se encontraba enojado lo percibí porque bueno su mirada desafiante no ayudaba en nada y lo único que hizo fue jalonearme del brazo gritándome no sé qué cosas hasta que llegamos a la dirección donde me enteré de que aquel chico, como decirlo, bueno no era exactamente un estudiante si no que era un Teniente y yo lo había desafiado de esa manera, pero supongo que no está tan mal seguro me expulsarán pensé y así mi vida será más fácil pero al entrar a la dirección reconocí a mi padrino el Coronel Stament y me quedé un poco asombrada, aunque de cierta manera ya entendía cómo fue que entré tan rápido a la Academia, él al verme también se sorprendió y dijo:
- Saskia Damon mi querida ahijada ¿cómo has estado? Por lo que veo ya conoces a el Teniente Connor Trend él será tu nuevo instructor mientras estés aquí.
Aquel tipo quedó casi paralizado y aún asombrado alcanzó a decir.
- ¿Cómo ha dicho señor? Esta mocosa su ahijada pero si apenas llega y me falta el respeto.
- No no nada de mocosa-dijo mi padrino en un tono un tanto alto-sabes ella es una chica maravillosa claro si la supieras tratar además creo que ya no tendrá más inconvenientes contigo verdad Saskia?
A lo que muy triunfadora respondí:
- Claro no te preocupes padrino me portaré bien.
L a verdad era que apreciaba mucho a mi padrino, desde que había fallecido mamá él fue una de las personas que más apoyo a mi papá especialmente cuidando de mí es por eso que lo respetaba mucho.
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CORAZONES EN GUERRA
Teen FictionSaskia una chica muy particular tras entrar a la Academia Militar West Point descubrirá al amor de la manera que menos lo piensa y tal vez en el momento menos indicado. Dos personas separadas por la distancia, pero unidas por un sentimiento.