Sakura Haruno es el sinónimo de perfección, inteligente y hermosa, la admiración de muchos, sin embargó todo eso acabaría al ser humillada y traicionada por su amado novio, desesperada por no quedar en ridículo trata de pagarle con la misma moneda...
Después de estar media hora sentada en mi pupitre sin hacer absolutamente nada, deseé haber traído un libro conmigo. El profesor Azuma, que era el encargado de supervisar alos alumnos, nos había quitado los celulares al entrar, por lo que lo único que podíamos hacer en esas casi dos horas era morirnos de aburrimiento.
Cansada de no hacer nada, coloqué los brazos sobre la mesa de mi pupitre y escondí la cara en ellos. No podía dejar de pensar en Neji, y eso me hacía sentir muy enojada conmigo misma.
Cinco minutos más tarde, sentí que algo me golpeaba en la cabeza. Cuando vi que se trataba de una pelotita de papel, me giré para encontrar al responsable entre los ocho estudiantes que estábamos en detención, pero nadie estaba mirándome. Sasuke estaba sentado perezosamente en su lugar y Naruto parecía estar profundamente dormido. Fruncí el ceño, regresé la mirada al frente y me levanté de mi lugar para tirar la pelotita de papel en el bote de basura.
—Señorita Haruno, no puede ponerse de pie sin permiso —exclamó el profesor Azuma con el ceño levemente fruncido.
—Solo iba a...
—Siéntese.
Apreté los labios y me senté de nuevo en mi lugar, mirando la pelotita de papel en mis manos. Como no tenía nada mejor que hacer, se me ocurrió desarrugar la bola de papel. Para mi sorpresa, había algo escrito en ella.
«¿Qué tal tu primer día en detención? ¿Ya sabes lo que se siente ser una delincuente?»
Cuando miré a Sasuke, que se encontraba sentado en la parte de atrás, él no estaba mirándome, pero vi que tenía una sonrisita traviesa en los labios.
Resoplé, saqué un bolígrafo de mi mochila y le escribí na respuesta.
«Ya que eres un experto en esta área, dime ¿es así de aburrido todos los días?»
Volví a arrugar el papel hasta convertirlo en una pelotita y se la arrojé. Quería golpearlo en la cabeza, pero él la atrapó antes de que eso sucediera con unos reflejos sorprendentes. Después desarrugó el papel, leyó el contenido y alzó las dos cejas. Escribió una respuesta, arrugó el papel y me la arrojó, golpeándome de nuevo en la cabeza.
Puse mala cara.
«¿Te parece aburrido? Porque Naruto parece estar divirtiéndose a lo grande».
Sonreí y miré a Naruto, quién seguía profundamente dormido. Incluso estaba comenzando a babear.
«Lo siento»
«¿Por qué? ¿Por besuquearte con tu ex?»
Me puse roja Como un tomate. Sacudí la cabeza en repetidas ocasiones.
«No, idiota. Por llamarte delincuente el sábado»
«Descuida, me han llamado cosas peorez»
«¿Ya no estás enojado conmigo?»
«Nunca podría enojarme contigo. Mucho menos ahora que no dejo de pensar en ti gimiendo debajo de mí»
Me atraganté con mi propia saliva. El profesor Azuma me lanzó una miradita de advertencia. Esperé a que dejara de prestarnos atención para lanzarle la pelotita de papel a Sasuke.
«Eres un pervertido»
«Una vez más, me han llamado cosas peores»
«Sucio animal»
«ZzzZzzZ»
«Grandísimo idiota»
Pero justo antes de que pudiera lanzarle la pelotita de papel a Sasuke, el profesor Azuma estampó su libro de crucigramas sobre su escritorio y me miró directamente a mí.
Sentí un nudo en el estómago.
—Parece estar divirtiéndose mucho compartiendo notas con el señor Uchiha, ¿no es así, señorita Haruno ?
—Bueno yo.. —balbuceé, tragando saliva.
—Entrégueme ese papel.
Me ruboricé por la vergüenza. Pero..
—Entrégueme ese papel, no me haga repetirlo de nuevo.
Miré a Sasuke en busca de un poco de ayuda, pero el muy idiota estaba mirando hacia otro lado, riéndose de mí en silencio. Sin tener ninguna otra opción, me levanté de mi lugar y me acerqué al escritorio del profesor Azuma para entregarle la pelotita. El desarrugó el papel y leyó el contenido de nuestras notas.
Volví a ruborizarme cuando noté que el profesor Azuma alzaba una de sus dos cejas, seguramente después de leer lo que Sasuke había escrito sobre mí gimiendo debajo de él.
—Les daré una semana más en detención —se limitó a decir, rompiendo la hoja en mi cara–. Ambos.
Sintiéndome muy humillada, regresé a mi lugar pero no volví a mirar a Sasuke hasta que sonó la campana.
Si, definitivamente no me gustaba estar en detención.
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