prólogo: Renacer en un "mundo en paz"

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Reencarnando en el Mundo de Boruto por Castigo Divino

La vida de Sebastián terminó de la peor manera posible: de un susto tan fuerte que su corazón dejó de funcionar. No fue un accidente heroico, no murió salvando a nadie, ni siquiera fue algo épico. Simplemente, vio algo tan aterrador que su cerebro decidió apagar todo el sistema y mandarlo directo al más allá.

Cuando abrió los ojos, estaba en un vacío blanco infinito, flotando sin rumbo.

-¿Qué... qué pasó? -balbuceó Sebastián, mirando a su alrededor con confusión.

-Moriste, niño. Y de una manera bastante patética, debo decir -dijo una voz profunda y autoritaria.

Ante él apareció un ser con túnicas brillantes y una aura que claramente gritaba "Dios". Tenía una larga barba blanca y ojos que parecían contener el universo entero.

-¡Oh! ¿Eso significa que me vas a dejar reencarnar? -exclamó Sebastián, cambiando rápidamente de la confusión a la emoción.

El dios suspiró, masajeándose el puente de la nariz.

-Sí, te daré una oportunidad. Pero antes de que abras esa boca para pedir habilidades ridículamente rotas, quiero dejar algo en claro: no vas a ser el nuevo Madara, ni el próximo Sabio de los Seis Caminos, ni el heredero secreto de Kaguya.

Sebastián frunció el ceño, pero decidió no rendirse.

-Está bien, está bien. Entonces, ¿puedo reencarnar en el clan Uchiha?

-Sí.

-¡Con un Mangekyou Sharingan desde el nacimiento!

-No.

-Vale... entonces, con un Mangekyou fácil de despertar.

-No.

-Entonces con un Sharingan de tres tomoe desde bebé.

-Ni uno.

-¿Qué tal si-?

-Voy a detenerte ahí. No.

Sebastián apretó los dientes.

-¡Vamos! ¡Al menos dame una línea de sangre única o algo raro!

El dios sonrió con malicia.

-Está bien. Te enviaré como un Uchiha. Pero hay un pequeño detalle...

-¿Cuál?

-Te mandaré a la época de Boruto.

Sebastián sintió que su alma se congelaba.

-¿¡Qué!? ¡No, no, no! ¡Cualquiera menos esa! ¡Esa era la opción que nadie quería!

El dios se cruzó de brazos con expresión de satisfacción.

-Oh, ¿querías destacar y ser importante? Entonces ve a una época donde en verdad se necesita un protagonista decente.

-¡No! ¡No tiene sentido! ¡No me gusta Boruto!

-Y a mí no me gustó que murieras de un susto. Pero aquí estamos.

-¡Mándame a la era de Hashirama!

-No.

-¡A la época de Minato!

-Tampoco.

-¡Ok, está bien, qué tal justo antes de la masacre Uchiha, para cambiar las cosas!

-Nah.

Sebastián sintió que su alma temblaba.

-¡Pero la época de Boruto es aburrida! ¡No hay guerras, los ninjas son débiles, y-!

reencarne en el mundo de Naruto pero no fue como esperaba!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora