Prólogo

37 4 0
                                    

Caminé segura hacia el edificio cuadrado del lugar.Mis tacones negros resonaban en el ambiente solitario de la noche junto con el siseo del arma de acéro plateado que quemaba la piel de mi tobillo con tanta desesperación que la piel me hormigueaba.

Allí se encontraban, cascos que tapaban sus caras.Subieron las cabezas antes de mirame interrogantes.Sonreí arrogante y levanté mis brazos en signo de rendición, pero ellos, murmurando un ligero -Ziel!-  ( ziel, palabra alemana para definir "objetivo", o eso es lo que tengo entendido, si es algo contrario, avisadme) alzaron sus armas apuntandome.

Sus manos temblando y el sudor recorriendoles por las sienes me decía que ellos sabían que no iba a dejarselo tan fácil.

Seguí avanzando triunfante sin antes hacer una señal con mis dedos provocando que las sombras comenzaran a amontonarse en el asfalto junto con la mía.

-¡Atrás!- gritó uno con dificultad, pero avanzabamos mientras ellos iban retrocediendo.

El primer disparo sonó, dejando un jadeo de dolor en el ambiente y una sombra menos.

Eso me dió la entrada para bajar la mano hacia mi bota, sacar mi arma y seguidamente apretar el gatillo con determinación.

-¡Aaah!-un grito desgarrador lleno mis oídos y oscureció mis ojos llenandome las venas de adrenalina.

Los disparos no tardaron en desatarse entre todos los presentes.

Gritos de la gente que iba perdiendo retumbaban en mis oídos pero había que seguir el plan, había que seguir el jodido plan.
___________

Cuando solo quedaban cuerpos inertes en el suelo hice una pequeña cruz sobre mi pecho y mis hombros.

Pero de repente se me paró el corazón, miré hacia los lados y entre las chicas buscandola con mis ojos hasta que, a lo lejos pude verla en el asfalto.

El aire se escapó de mis pulmones y empezaron a arder tanto que pensaba que podrían quemarme viva.

Me acerqué a ella debilmente y no pude reprimir un sollozo antes de caer sobre mis rodillas y abrazarla brevemente sintiendo como todo a mi al rededor se caía en pedazos.

Justo en el corazón, una bala atravesando su pecho, daba lugar a la muerte que me daría pena por el resto de mi vida -No... por favor, NO!- intenté sin exito apretar la herida con mis manos para que parase de sangrar llenandome así las manos de su sangre; tomé el pulso en su muñeca y sorprendentemente lo que parecía que nunca se iba a apagar, lo había hecho.

-Joder! Os dije que la protegierais! Joder...- dirigí mi mirada asesina hacia el grupo de caras palidas que me observaban mientras temblaba.

Miré sus ojos verdes y antes de cerrarlos con mis dedos no evité tomarme unos segundos para observarlos y convencerme de que nunca más podría hacerlo. Me arranque la cadena del cuello y la puse debilmente en su ya fría mano
-Devuelvesela a mamá- susurré cerrando con cuidado su mano.

-Lo siento mucho... lo siento de verdad- las lágrimas caían por mi cara seguidamente y sin parar -Te quiero, te quiero mucho -

Me levanté lentamente, con mis piernas flaqueando pero sin mirar hacia atrás, preguntandome que tal vez esta no era la solución, pero era demasiado tarde.

Nos dirigimos hacia el edificio, tiramos la puerta abajo y rapidamente puse el sileciador del arma al igual que las demás al entrar-Estás segura de que quieres ir sola?- preguntó Celine preocupada.

-Si, quedaos aquí, sabeis lo que teneis que hacer- .Me dirigí firme hacia el sótano dejando a las otras cubriendome las espaldas.

Bajé las escaleras con abilidad y en la esquina oscura observe la puerta.Bingo.

Conecté el pequeño artefacto y me alejé a causa de la minima explosión.

Con cuidado y el arma pegada al pecho entre en la habitación.Estaba oscuro y no lograba ver nada pero de un momento a otro escuché el sonido de un gatillo en mi nuca y reí fuertemente, una risa ironica, porque morir a manos del enemigo era la guinda del pastel del asunto de mierda en el que estabamos.

Pero todo cambió cuando le escuché.

-Cuanto tiempo Audrey- La saliva se me atragantó en la garganta y sentí como el mundo, de nuevo, se me caía a los pies.

-Esperando a Dohnné, verdad? Ay ay ay... cuando aprenderás mi pequeña?-

Una lágrima cayó rodando por mis mejillas, uniendose a las demás, porque realmente, después de todo nunca pensé que él llegaría a esto... joder no pensaría llegar a eso ¿verdad?

- Hazme el favor de escuchar- susurré en mitad de un sollozo y por primera vez, con miedo, no solo a la muerte, sino a él.

-Ya tuviste tu jodido tiempo para hablar y decidiste cagarla!- gritó.

-¿Ultimas palabras señorita Burnie?- sonó feliz, pero él tenía su propio tipo de felicidad, era una felicidad triste, una felicidad melancólica.

Y yo, simplemente, me rendí.

-Yo...te quiero.-

American OxygenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora