Duérmete, Kinn

99 13 4
                                    


¡Hola! Desde que vi la serie KinnPorsche no puedo dejar de pensar en esta adorable pareja, así que quise hacer mi aporte. Es el primer fanfic que escribo de esta serie, tengo algunas ideas más pero quiero ver cómo es recibida esta historia <3 ¡Espero que la disfruten!




-Suba al auto, por favor, Señor Kinn.

La voz de Pete era suave y contrastaba con el griterío y la música alta a los que habían estado expuestos hasta hacia sólo unos minutos. Kinn frunció el ceño, quizás molesto por la condescendencia en la voz ajena, pero demasiado borracho para realmente poder decir algo al respecto.

-¿Dónde está Porsche?-preguntó con voz rasposa.

-Irá con el Señor Tankhun en el otro auto.-explicó con paciencia Pete, ante la atenta mirada de Arm.

-¡Porsche!-llamó Kinn recuperando su tono de jefe, con expresión impaciente.- ¡Porsche!

-Señor Kinn...

-¿Dónde está Porsche?

Pete volvió a sonreír suavemente, aunque sus manos se aferraban entre sí con más fuerza de la necesaria.

-Porsche irá con...

-¡Tráeme a Porsche!-demandó con tanta fuerza que trastabilló, teniendo que sostenerse de la puerta abierta del automóvil.

Pete y Arm intercambiaron una mirada rápida antes de que el primero asintiera con la cabeza y desapareciera del campo visual de Kinn. Respiró el aire cargado de la madrugada, sintiendo cómo el frío se colaba por su camisa siempre demasiado abierta, y agradeciendo internamente el frescor. Luego de lo que le pareció una eternidad, centró su mirada en Arm, quien lo estaba observando con atención, como si lo estudiara.

-¿Qué?-preguntó bruscamente.

-Nada, Señor Kinn. ¿No preferiría esperar adentro del auto?

-¿Esperar a qué?

Arm lo miró, abiertamente confundido. Se repuso enseguida.

-Nada. Siéntese así podemos dirigirnos a la mansión.

Kinn lo consideró un segundo. Frunció el ceño.

-¿Y Porsche?

No comprendió la expresión exasperada de Arm.

-No me digas. Debe estar haciendo una tontería, como siempre. Seguro está causando un desastre que deberé arreglar.

-El único desastre aquí eres tú.

Kinn volteó con rapidez ante el sonido de esa voz. Intentó pararse más derecho, aunque aún se sostuvo de la puerta del auto.

-¡Al fin apareces! ¿Dónde estabas?

-Con el Señor Tankhun, ¿tú sabes, tu hermano? ¿O estás tan borracho que ya ni recuerdas a tu familia?-lo fastidió.

-Tu...debes...estar...conmigo.-dijo intentando que las palabras no sonaran tan arrastradas, pero a pesar de sus esfuerzos el tono amenazante se perdía en la lentitud.-Conmigo.-remarcó.

Porsche revoleó los ojos, cansado.

-Ya, ya, vámonos.

Caminó a su lado para darse la vuelta, sin embargo, Kinn lo tomó con fuerza del brazo. Sin previo aviso, ingresó al auto obligando a Porsche a entrar junto a él en el asiento trasero.

-¡Kinn!-lo reprendió, ligeramente avergonzado.

Kinn no dijo nada, mirando al frente como si fuese lo más normal del mundo tener a Porsche encima suyo debido a la fuerza que había utilizado para obligarlo a entrar con él. Pete se dirigió en silencio al asiento de copiloto, mientras Arm tomaba el volante. Ambos se habían mantenido sobrios para cumplir sus deberes. Si bien habían disfrutado con el resto y habían bebido alguna que otra copa, estaban lejos de estar borrachos...a diferencia de Kinn. De hecho, en cuanto habían visto cómo su jefe seguía bebiendo y perdiendo de a poco el raciocinio, habían decidido mantenerse ellos lúcidos. Porsche, por su parte, había bebido bastante con el Señor Kinn, pero tenía una gran tolerancia al alcohol, así que estaba alegre y un poco mareado, pero no tanto como su amante.

Duérmete, Kinn [KinnPorsche]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora