Extra

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— ¡Mamá, mi cabello! —Un pequeño castaño de diez años corría por el pasillo de su hogar con un cepillo de peinar en mano.

Seunghan bebía café tranquilamente, antes de que el llamado de su cachorro le hiciera mostrar atención hacia él. El azabache sonrió ante la imagen, el sedoso cabello de Sohee caía como cascada de su cabeza, tenía el cabello revuelto en varias direcciones y le encantaba así.

— Bien, ven aquí. —Lo llamó y él gustoso aceptó acercarse y voltearse para dejar que el omega mayor le cepillara.

Seunghan comenzó con el trabajo pasando suavemente el cepillo por el cabello, un momento después, miró como una pelota rebotaba hacia donde estaban ellos, luego simplemente rodó hasta sus pies.

Alzó una ceja escuchando como pasos apresurados iban hacia ellos.

— ¡Yo lo vi primero! —Chilló una voz que venía desde el pasillo.

— ¡El primero que lo agarre se lo queda! —Exclamó otra, diferente y más femenina de la primera.

— ¡No, yo estaba jugando con la pelota primero! —La última voz era un poco más aguda, y chillona.

Seunghan suspiró, dejó el cepillo a un lado y se agachó un poco para tomar la pelota. Los tres pares de pies se detuvieron ante él, los miró serio, y los pequeños sabían que estaban en problemas.

— ¿Qué les tengo dicho? —Preguntó poniendo la pelota segura entre sus manos, los pequeños se miraron entre sí, sabiendo que ya no podrían jugar con la pelota ese día.

— Que no juguemos dentro de la casa con la pelota. —Habló la pequeña de cabellera negra larga y ojos cafés, haciendo un pequeño puchero, pero Seunghan no dejó que su blando corazón hiciera efecto por ello.

— ¿Y qué más? —Volvió a preguntar sin cambiar de expresión, su pequeño de cabello oscuro y largo hasta la nuca jugó con sus pies antes de tomar la palabra.

— Que no estuviésemos peleando por los juguetes.

No le gustaba mucho regañar a sus retoños, pero sabía que debía de enseñarles disciplina, así serían unos pequeños educados.

— ¿Y qué estaban haciendo hasta hace un momento? —Preguntó por último, y esta vez fue su cachorra más pequeña quien tomaba la palabra. Su cabello castaño y sus ojos oscuros, que, a diferencia de su hermano, quien tenía solo un par en cada mejilla, tenía todas las pecas de su madre.

— Estábamos pelando y jugando con la pelota dentro de la casa, todo lo que mamá dijo que no se podía hacer.

Sohee miraba a sus hermanos menores con algo de pena, sabían que no debían hacer enojar a mamá, pero algunas veces lo hacían, no a propósito, aunque si lo hacían.

— Bien, por eso, no habrá pelota hasta mañana. —Seunghan miró como sus pequeños cachorros hacían caritas tristes, y aunque su corazón doliera por eso, debía seguir adelante con el castigo.

Seunghan se levantó de la silla en la que estaba y se llevó la pelota con él, miró como los rostros tristes de los pequeños se volteaban en su dirección mientras caminaba.

Por suerte para él, la puerta principal fue abierta, los pequeños sabían quién era y se olvidaron rápidamente del juguete. Salieron corriendo hacia el pasillo.

— ¡Papá llegó! —Los escuchó exclamar alegremente mientras se iban.

Solo sonrió y guardó la pelota, después se fue siguiendo las voces que iban por el pasillo, se encontró con una linda escena, Eunseok tenía a los gemelos mayores colgando por la espalda y a Sohee junto a Yoonchae cargado en sus brazos.

#¿𝐌𝐀𝐌𝐀́? || EunHan - RIIZEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora