Capítulo 1: La Nueva Reina

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Isabella Lombardi

La noche había caído sobre Milán como un manto de terciopelo oscuro, y las luces de la ciudad parpadeaban como estrellas atrapadas en el suelo. Me encontraba en el balcón de mi penthouse, observando el horizonte, donde los edificios se alzaban como guardianes silenciosos de secretos que no estaban destinados a ser revelados. La brisa suave traía consigo el aroma de la primavera, pero en mi corazón solo había un frío invierno que se negaba a desvanecerse.

Desde que mi padre fue asesinado, el mundo que conocía se había desmoronado. La moda, los desfiles y las luces brillantes de las pasarelas ya no significaban nada para mí. Todo lo que podía pensar era en la traición que había llevado a la muerte a mi padre, y en la promesa que le hice antes de que su vida se extinguiera: encontrar a los responsables y hacerlos pagar. Pero la venganza es un camino solitario, y yo estaba a punto de emprenderlo.

A medida que me adentraba en la oscuridad de la noche, me vestí con un vestido negro ceñido que acentuaba mis curvas, un recordatorio de que aún podía ser la reina de las pasarelas, aunque mi reino ahora era uno de sombras. El espejo me devolvió la imagen de una mujer fuerte, pero también una figura marcada por el dolor. Mis ojos, antes llenos de vida, ahora eran dos pozos profundos de determinación y tristeza.

Bajé las escaleras de mármol con gracia y elegancia, cada paso resonando como un eco en mi mente. La mansión familiar, con sus techos altos y sus paredes adornadas con obras de arte, parecía un mausoleo en lugar de un hogar. La soledad se había convertido en mi compañera constante desde aquella fatídica noche. La última vez que vi a mi padre, su rostro estaba pálido y su cuerpo inmóvil, una imagen que se repetía en mis sueños y me despertaba en medio de la noche.

Desde su muerte no duermo bien. No solo fue mi madre, ahora también mi padre. He perdido a las dos personas que más quiero en este mundo. Sea quien fuere el que les quitó la vida, lo haré pagar, o no me llamo Isabella Lombardi.

El sonido del teléfono interrumpió mis pensamientos. Era Marco, mi mano derecha y confidente. Su voz grave y calmada siempre había sido un ancla en medio de la tormenta.

—Isabella, tenemos noticias sobre el caso de tu madre —dijo, su tono serio.

Mi corazón dio un vuelco. La muerte de mi madre había sido un misterio aún más profundo que la de mi padre. Mientras que su asesinato había sido brutal y evidente, la desaparición de Mary Lombardi había estado envuelta en rumores y mentiras. Siempre había creído que su muerte estaba conectada con algo más grande, algo oscuro que acechaba en las sombras de nuestra familia.

—¿Qué has encontrado? —pregunté, tratando de mantener la calma.

—He estado hablando con algunas fuentes en Venecia. Hay rumores sobre una reunión entre los clanes más poderosos. Parece que alguien está buscando venganza por lo que le sucedió a tu madre.

El aire se volvió denso a mi alrededor. Venecia, con sus canales serpenteantes y su belleza engañosa, era el lugar donde todo había comenzado y donde todo podría terminar. La idea de que los fantasmas del pasado aún estuvieran vivos me llenó de una mezcla de miedo y determinación.

—Organiza un viaje para mañana —ordené—. Quiero saber quiénes son esos clanes y qué planean.

—Lo haré —respondió Marco—. Pero ten cuidado, Isabella. No todos están contentos con tu ascenso al poder.

Su advertencia resonó en mí. Sabía que había muchos que deseaban verme caer. La mafia italiana no perdona a los débiles, y aunque había tomado el control tras la muerte de mi padre, todavía tenía mucho que demostrar.

Colgué el teléfono y miré por la ventana hacia las luces titilantes de la ciudad. ¿Qué tan lejos estaba dispuesta a llegar por venganza? La respuesta era simple: hasta donde fuera necesario. Mi madre merecía justicia, y yo no descansaré hasta obtenerla.

De sangre y seda [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora