_Capítulo 1: La obligación_

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Aurora se sentó en la habitación oscura, con las paredes cubiertas de retratos de sus antepasados. La luz de la luna se filtraba a través de las ventanas, creando sombras que parecían danzar en las paredes. Su padre, Señor Valdez, entró con una expresión severa, su rostro iluminado solo por la luz de la luna.

"Aurora, ya es hora de que te cases", dijo con firmeza, su voz resonando en la habitación. "Tu madre y yo hemos elegido al hombre perfecto para ti. Se llama Juliano y es un hombre de buena posición y reputación".

Aurora se levantó, con lágrimas en los ojos. "Pero padre, no lo quiero. No lo conozco y no lo amo", dijo con una voz temblorosa.

Señor Valdez la miró con desaprobación, su expresión endurecida. "El amor no es importante en un matrimonio, Aurora. Lo que importa es la seguridad y el estatus. Y Juliano te ofrecerá ambas cosas", dijo con convicción.

Aurora se sintió atrapada, como si estuviera en una jaula sin salida. Sabía que no podía desafiar a su padre, que siempre había sido el dueño de la verdad en la casa. "Pero padre, ¿no puedo elegir mi propio camino?", preguntó con una voz llena de esperanza.

Señor Valdez se rió, una risa seca y sin humor. "Elegir tu propio camino? Eso es ridículo, Aurora. Las mujeres no eligen su propio camino, siguen el que se les marca. Y yo he marcado tu camino".

Aurora se sentó de nuevo, sintiendo que su vida había sido decidida sin su consentimiento. Miró a su padre, tratando de encontrar algo de compasión en sus ojos, pero solo vio dureza y determinación.

"¿Por qué no puedo ser feliz?", preguntó con una voz apenas audible.

Señor Valdez se encogió de hombros. "La felicidad no es importante, Aurora. Lo que importa es el deber y la obligación. Y tu deber es casarte con Juliano y hacerme orgulloso".

Aurora se sintió como si estuviera en un sueño del que no podía despertar. ¿Por qué no podía elegir su propio camino? ¿Por qué no podía ser feliz?

De repente, recordó una conversación que había tenido con su madre unos días atrás. "Aurora, no te preocupes por el matrimonio", le había dicho su madre. "Tienes que hacer lo que tu padre dice, pero no te olvides de seguir tu corazón".

Aurora se sintió un poco más animada. Tal vez había una manera de seguir su corazón, después de todo.

un matrimonio forzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora