4. Qué?

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Al igual que el holandés y el español, Checo organizó una salida con uno de sus mejores amigos. Necesitaba una opinión (que no fuera suya) sobre los mensajes que había estado recibiendo por parte de su compañero de equipo.

"Y bueno, para que me llamaste aquí?", preguntó curioso Lance mientras observaba su alrededor. Era un restaurante escondido en un centro comercial, algo elegante pero no muy llamativo.

"Bueno, verás...", comenzó a hablar nervioso. "Hace unos días, Max me ha mandado mensajes, y...", se detuvo para mirar al canadiense, este lo miraba atentamente.

"Y, qué más?".

"Pues, sus mensajes son de doble sentido, entiendes?".

Lance lo miró algo sorprendido, sabía que existía una tensión entre el mexicano y el holandés, pero creía que solo era una simple broma.

"Mira", sacó su celular del bolsillo de su pantalón, prendió la pantalla y busco rápidamente el chat.

"Wow", miró con atención los mensajes. "Nunca había visto ese lado tan atrevido de Max, jaja", río perplejo.

"Yo tampoco esperaba ver ese lado de Max", le dejó el celular en la mesa para agarrar un paso con agua.

"Y ya son pareja?", la pregunta tan directa causó que el mexicano casi se ahogara con el agua.

"Qué?", tosió mientras lo miraba atónito.

"Que si ya te pidió ser tú pareja", repitió  mientras se burlaba de su reacción.

"Obvio no, aparte envía los mensajes para molestarme".

"No es normal que tú compañero de equipo te mande piropos de doble sentido solo por qué si. Y tampoco es normal que casi siempre quiera hacer contacto físico contigo".

"A él le gusta mucho el contacto físico, no solo me abrazaba a mí, también a Daniel, Lando, Christian", excusó.

"Lo sé, pero diferencia la forma en la que abraza a ellos, y en la que te abraza a ti", palmeó su hombro empático.

El mexicano pensó un poco las palabras de su mejor amigo, tal vez tenía un poco de razón.

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No sabía si fue por el café que se tomó hace menos de 3 horas, o el hecho de que durmió más de 9 horas, pero tenía mucha energía que, simplemente el sueño estaba ausente.

Agarró su celular y se puso a ver uno que otro video para conciliar el sueño poco a poco, sabía que no era bueno ver el celular como forma de atraer el sueño, pero era una de sus únicas opciones.

Un mensaje iluminó su pantalla, vió el nombre de el remitente y enseguida sus mejillas se volvieron cálidas.

Un mensaje iluminó su pantalla, vió el nombre de el remitente y enseguida sus mejillas se volvieron cálidas

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Quién diría que solo unos mensajes le animaron la noche?.

Dejó su celular a un lado y cerró los ojos, pensando detalladamente cada mensaje.

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