1

76 8 2
                                    

Jungkook regresó a su casa después de un largo y pesado día  de trabajo impartiendo clases y calificando proyectos en la universidad, estaba agotado y lo único que deseaba era llegar a su cama y tomar una larga siesta.

Mientras estacionaba su auto se dio cuenta de que el vehículo de su esposa estaba ocupando parte de la cochera, y con eso supo que ella había vuelto a casa después de haber estado fuera de la ciudad debido a la reciente muerte de su padre.

Cualquier otra persona habría estado feliz de tener a su ser amado de regreso, pero en el caso del pelinegro lo primero que  sintió fue agobio. En las últimas semanas su matrimonio -que a la vista de todos parecía perfecto-, había estado teniendo algunos altibajos. Todavía podía recordar con exactitud la última discusión que tuvo con su esposa antes de que esta emprendiera su viaje con su pequeña hija.

Por eso, antes de entrar se tomó el tiempo para prepararse mentalmente mientras fumaba un cigarrillo en su auto, era lo único que lo podía relajar en ese momento.

Una vez que lo terminó salió y se aventuró a entrar a su casa, se esperaba de todo menos que Sana, su esposa, lo recibiera con un fuerte abrazo y un cálido beso en sus labios, Jungkook por mera costumbre le devolvió el beso y antes de si quiera preguntar qué estaba pasando, una segunda ola de confusión e impresión lo invadió al ver la imagen de Kim Taehyung, el hermanastro de Sana, sentado en uno de los sofás de la sala.

—No me avisaste que tendríamos visitas —murmuró Jungkook cerca del rostro de su esposa.

—Lo sé y lo siento mucho cariño pero fue algo que pasó a última hora —respondió Sana quitándole el maletín de las manos a su esposo y enseguida lo guió hasta la sala.

Antes de que Jungkook pudiera responderle a Sana, los delgados brazos de Taehyung lo envolvieron en un efusivo abrazo, por educación el pelinegro le correspondió el gesto  pero cuando menos lo esperó un rápido y discreto beso aterrizó en su cuello. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Jungkook, así que de inmediato pero con disimulo apartó al contrario quien lo miró con una sonrisa satisfecha, se veía orgulloso de su cometido.

—Que gusto verte de nuevo Jungkook, nunca pensé que este día llegaría. Mírate, eres todo un padre de familia —dijo Taehyung.

—Lo mismo digo Kim, cambiaste mucho desde la última vez que te vi —respondió mientras le daba una rápida mirada.

—¿Verdad que sí? El cambiar de aires me sentó muy bien, ahora soy más guapo —rió.

Sana quien observaba todo con una gran sonrisa se acercó a su hermanastro para abrazarlo de un brazo. Jungkook por su parte aún se sentía algo confundido.

—Taehyung  se quedará aquí unas semanas, creo que nos hará bien tenernos el uno al otro para sobrellevar el duelo de nuestro padre —explicó Sana—. No te molesta, ¿cierto?

Jungkook se sentía realmente extraño con la presencia de Taehyung ahí, pero por supuesto no lo iba a admitir, al menos no en voz alta porque eso provocaría una discusión con Sana y ciertamente no quería darle una mala impresión a su visita, así que solo se limitó a responder lo que sabía que su esposa querría escuchar.

—Por supuesto que no cariño, sé lo mucho que aprecias a tu hermano así que puede quedarse el tiempo que guste. Por favor Taehyung siéntete como en tu casa —comentó con una amabilidad algo forzada—. Ahora si me disculpan estaré en el estudio revisando algunos trabajos pendientes de mis alumnos.

El pelinegro volvió a respirar con normalidad una vez que llegó a su estudio, la interacción había sido bastante corta pero fue suficiente para provocarle un enorme nerviosismo y dejarlo sin aire. Cuando por fin estuvo tranquilo se dispuso a revisar los trabajos de sus alumnos como una manera de distraerse, sin embargo, a los pocos minutos la presencia de Sana lo interrumpió.

—Jungkook, quiero pedirte un favor.

—Dime —respondió el pelinegro sin dejar de mirar la pantalla de su computadora.

—¿Podrías darle terapia psicológica a Taehyung durante el tiempo que se quede aquí?

Jungkook levantó la vista incrédulo.

—Sana, ya sabes que no es recomendable darle terapia a familiares o amigos, pueden presentarse varios problemas.

—Por favor Jungkook no te cuesta nada, además, solo conviviste con él por un año, realmente no sabes mucho sobre su persona —argumentó Sana mientras se cruzaba de brazos.

Era cierto que el tiempo que Jungkook convivió con Taehyung fue relativamente corto, sin embargo, los sucesos que pasaron entre los dos habían sido por demás íntimos e importantes, al menos lo suficientes para que ambos se consideraran más que simples conocidos, pero por supuesto nadie más que ellos dos sabía de eso y tampoco tenía planeado confesarlo en algún momento.

—Conozco lo suficiente —se limitó a decir Jungkook—.Así que discúlpame pero no lo haré, aunque si la terapia es urgente y él lo desea puedo tratar de agendarle una cita con uno de mis colegas.

Sana continuó insistiendo pero ante las negativas de Jungkook no le quedó otra opción más que resignarse.

—Era mas fácil que me dijeras que no eres capaz de hacerlo porque no tienes los conocimientos suficientes, así te evitabas el poner excusas tan ridículas.

Jungkook mordió el interior de su mejilla con molestia, ahí estaba nuevamente Sana subestimándolo, como había estado acostumbrando a hacer desde que sus problemas maritales comenzaron. Quiso defenderse pero recordó que Taehyung se encontraba afuera, así que optó por quedarse en silencio, su esposa al no recibir respuesta alguna salió del estudio haciendo resonar sus tacones para demostrar su molestia.

El pelinegro dejó salir un pesado suspiro y maldijo en voz baja mientras se dejaba caer en el sofá del estudio. Aquella conversación no era nada comparada con las anteriores discusiones que habían estado teniendo, pero aún así Jungkook podía determinar con seguridad que ya estaba harto de esa horrible dinámica de pareja. Nunca pensó que su matrimonio con alguien como Sana, quién solía ser dulce y cariños podría ser tan desastroso. Por su mente siempre se cruzaba la idea de pedirle el divorcio, pero el pensar que tendría que alejarse de su pequeña y amada Yoon Ah le rompía el corazón, se negaba a arrebatarle la posibilidad de crecer con un padre.

El tener ese tipo de debates mentales terminaba por hartarlo y llevarlo a tratar de ahogar sus problemas en alcohol. Usualmente procuraba beber encerrado en su estudio para evitarle la pena a su hija de verlo ebrio, pero la falta de botellas de whisky lo obligó a salir a la cocina.

Jungkook se consideraba una persona con buena resistencia al alcohol, pero se dio cuenta que en esa ocasión se había pasado de copas, puesto que al regresar a su estudio terminó tropezándose con uno de los sofás. La botella de whisky se rompió provocando que Jungkook terminara lastimado en el proceso.

—Dios, soy un…

—¿Desastre?

La silla detrás del escritorio se giró dejando ver a Taehyung.

—¿Qué haces en mi estudio? —preguntó Jungkook confundido.

—Sana dijo que podía explorar la casa mientras ella iba por la cena  —dijo mientras se levantaba de la silla—. Bonito estudio, se ve que supiste aprovechar el dinero de tu suegro. Por cierto, esto es adorable —levantó la fotografía que traía en sus manos.

El pelinegro ignoró aquel último comentario y en cambio se concentró en arrebatarle a Taehyung una fotografía que pertenecía a su escritorio.

—Tienes que pedir permiso para entrar a lugares privados y de preferencia no tomar las cosas que no te pertenecen.

Taehyung estuvo a punto de responder pero una extraña sensación húmeda en su mano le llamó la atención, al bajar la mirada se dio cuenta de que estaba manchada de la sangre y supo que era del pelinegro cuando vio la mano de este.

—Déjame ayudarte con eso, se te puede infectar.

Jungkook al principio quiso negarse pero por aceptar al concluir que el contrario tenía razón, además de que estaba demasiado mareado como para curarse él solo. Una vez que encontraron el botiquín y tomaron asiento, Taehyung comenzó a limpiar la herida del contrario en silencio hasta que la voz del pelinegro lo interrumpió.

—¿Qué haces aquí?, ¿Por qué de repente te apareces después de estar tantos años desaparecido? Y no me vengas con el cuento de la muerte de tu padre porque sé perfectamente que lo que sentías por ese sujeto era de todo menos aprecio.

Taehyung dejó salir una pequeña risa.

—Por favor Jungkook, el resentimiento que le tenía a mi padre quedó atrás, maduré y lo perdoné al igual que muchas cosas del pasado —respondió mientras seguía con la curación—. Así que su muerte no es ningún cuento, realmente vine a apoyar a Sana.

Por alguna razón Jungkook fue incapaz de creerse esa explicación y Taehyung lo notó, por lo que decidió volver a hablar.

—También vine a disculparme contigo.

—¿A qué te refieres? —cuestionó Jungkook.

—Sabes muy bien de lo que hablo. Después de irme de la ciudad reflexioné y llegué a la conclusión de que fui muy grosero contigo cuando me contaste sobre el embarazo de Sana, ahora sé que fue una situación muy complicada para ti y haber reaccionado así no fue lo mejor que pude hacer —dijo terminando de vendar la mano de Jungkook y aprovechó el momento para dejar una pequeña caricia sobre ella—. En serio lo siento mucho.

El pelinegro se quedó en silencio por varios minutos tratando de procesar la situación, incluso la borrachera se le había bajado. Las disculpas de Taehyung parecían ser genuinas y eso lo podía comprobar por su lenguaje corporal y el arrepentimiento en el tono de su voz, pero eso no le impidió a Jungkook sentirse algo enfadado.

—Si tanto querías disculparte pudiste haberme buscado desde antes, incluso una llamada o un mensaje habrían sido suficientes para hacer las pases —apartó su mano de la de Taehyung y enseguida comenzó a guardar las cosas del botiquín.

—Lo sé y créeme que intenté hacerlo pero sentí que una situación así tenía que arreglarse en persona —Taehyung lo siguió con la mirada—. Te aprecio demasiado Jungkook y tener tu perdón significaría mucho para mí.

El pelinegro comenzó a limpiar en silencio el desastre de la botella, pero la insistente mirada de Taehyung lo ponía algo inquieto por eso dejó a un lado la escoba y miró al contrario.

—Fuiste grosero y además preferiste creerle a terceros antes que a mí —dijo Jungkook acercándose a Taehyung con una expresión dolida—. Si tan solo hubieras confiado en mí ni siquiera estaríamos aquí, nos habríamos salvado el uno al otro y seríamos felices como tanto lo planeamos.

Taehyung bajó la mirada con tristeza y en vez de decir algo, simplemente se limitó a tomar suavemente las manos de Jungkook. Suspiró al sentir aquella calidez que tanto había extrañado, por un momento se dejó llevar y quiso abrazar al más alto de no ser porque el sonido de la puerta de entrada y las risas infantiles lo interrumpieron, sacándolo de su trance.

—Será mejor que hablemos en otra ocasión —murmuró Jungkook antes de separarse y volver a su escritorio—. Gracias por curarme.

~~~~~~~~~~

Si llegaste hasta aquí te agradezco mucho el que te hayas tomado el tiempo de leer.

Es la primera vez que escribo un fanfic así que me disculpo si hay errores de ortografía o en la narración, prometo que trataré de mejorar en el proceso.

Nuevamente les agradecería muchísimo que dejaran su opinión, votaran y recomendaran esta historia a quién crean que pueda gustarle.

Se les quiere y prometo actualizar pronto. Les mando besos en su cola💞


Heaven in hell • Kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora