Capítulo 5: El reencuentro

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El estudio de grabación se llenó de una energía especial cuando Izan Llunaz entró por la puerta.  La tensión era palpable, una mezcla de expectación y nervios. Flor, sentada frente al micrófono, sintió un vuelco en el estómago. Era la primera vez que lo veía en años, y aunque su corazón latía con fuerza, se aferró a la determinación que había forjado en los últimos días.

Izan, con una sonrisa tímida, se acercó a ella. "¿Lista para la bomba?", preguntó, con un tono de voz suave que contrastaba con la intensidad de su mirada.

Flor, tratando de mantener la compostura, asintió. "Lista para que me defraudes", respondió con un tono burlón que no lograba ocultar la emoción que sentía.

Izan frunció el ceño. "No te preocupes, Flor. No te defraudaré. He aprendido de mis errores".

Flor no dijo nada. Su mirada se posó en la letra de la canción, buscando refugio en las palabras que habían nacido de su dolor y su esperanza.

"Creo que esta canción es una oportunidad para que ambos podamos sanar el pasado", dijo Izan, con un tono sincero. "Para que podamos cerrar el círculo".

Flor levantó la vista, sorprendida por la sinceridad en sus palabras. ¿Acaso Izan realmente había cambiado? ¿Era posible que su corazón hubiera aprendido a amar de nuevo?

"Espero que tengas razón", respondió Flor, con un tono de voz que reflejaba su incertidumbre.

Izan se sentó frente al teclado, sus dedos danzaron sobre las teclas, creando una melodía suave y melancólica que resonó en el estudio. Flor, con la mirada fija en él, sintió que un nudo se le formaba en la garganta. Era como si el tiempo se hubiera detenido, como si los años que los habían separado no hubieran existido.

"Es hermosa", dijo Flor, con la voz ahogada por la emoción.

Izan sonrió. "Te la compuse a ti, Flor. Es una canción de perdón, de esperanza, de un amor que ha renacido de las cenizas".

Flor, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho, se preparó para cantar. La música la envolvió, la transportó a un mundo de sentimientos encontrados. La letra de la canción, sus propias palabras, resonaron en su interior, llenándola de una mezcla de dolor, nostalgia y esperanza.

Su voz, llena de emoción, se fundió con la melodía de Izan, creando una armonía que conmovió a todos los presentes.

En ese momento, Flor sintió que el pasado se desvanecía, que el odio que la había torturado durante tanto tiempo se transformaba en algo nuevo, en algo más profundo, más complejo, más humano.

¿Acaso estaba empezando a perdonar a Izan? ¿Acaso estaba empezando a sentir algo más que rabia y dolor?

La grabación de la canción se convirtió en un viaje emocional, un recorrido por un pasado que volvía a la vida, un renacimiento de la esperanza.

depredador del odio al amor (izan y flor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora