IVETTE & AIDAN

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1898, Nueva York.

El hombre siempre está vigilando en su dirección, incluso se detiene a buscarlo cuando Ivy deliberadamente se queda en medio de la jaula para camuflarse entre los muebles de la pequeña casita. Se la tiene jurada, pero no puede hacer nada para herirla de nuevo. No de momento.

Ella había escuchado claramente las palabras de su madre.

"Por más que escuches, no te muevas de aquí Ivette".

Aún con 19 años, Ivette, vivía con miedo. ¿Cómo no iba hacerlo después de todo su sufrimiento?

La pelirroja cerró la puerta de su habitación y corrió hacia su armario para esconderse dentro, su respiración era agitada. En la casa sólo se escuchó la puerta principal cerrarse de golpe y la débil voz de su madre a lo lejos.

— La... la comida está lista. — Escuchó Ivette decir a su madre. Se notaba un gran toque de miedo en su voz.

— Mmm... — Murmuró el hombre con desinterés.

Granger Knight, la madre de Ivette, sirvió el plato de sopa frente al hombre. Sus manos temblaban debido al miedo que él le provocaba. Al querer colocar mejor el plato, el brazo del hombre chocó con la mujer logrando que el plato de sopa cayera sobre los pantalones del rubio.

El hombre levantó su brazo y su mano fue directo a dar en la mejilla de la mujer, Granger soltó un gemido de dolor y dentro del armario, Ivy se cubrió los labios con sus manos.

— ¡Ni siquiera una buena mujer puedes ser! — Gritó el hombre. — Hubiera sido más fácil robarme a la hija de Dunne. Seguramente sería menos idiota.

— Permíteme volver a servirte y...

El hombre se levantó y tomó de los cabellos a la madre de Ivy, Granger gritó y entre las voces pudo escucharse el golpe del cuerpo de la mujer en el suelo.

— ¡Ni para eso sirves! — Gritó el hombre antes de darle una patada en las costillas a la madre de Ivy.

George Cowell era un monstruo.

Ivette cerró los ojos y cubrió sus oídos con sus manos mientras los gritos de su madre inundaban la pequeña casa. La pelirroja deseaba salir a ayudar a su madre, pero, sabía que si lo hacía, ese hombre haría algo peor con la joven. Así como lo hacía cada que dormía.

Cada noche, George Cowell entraba a la habitación de Ivy para tocarla a su antojo, la joven sólo cerraba los ojos y deseaba que pronto terminara. No podía hacer más, era una chica que vivía con miedo y ni ella, ni su madre tenía adónde ir.

Ivy Knight vivía con su dolor sola, pero con el apoyo de su madre; porque a pesar de estar en una situación donde no podían salir, las Knight deseaban que algún día alguien las sacara de su oscuridad.

***

Lo único que Ivy agradece en su vida es que puede ir a la universidad, había tenido que pescar muy de buenas a George para que entre ella y su madre lo convencieron de que pudiera ir a la escuela.

El hombre aceptó con la única condición de que Ivette tenía que hacer la limpieza del jardín de la casa. La chica no se quejó, prefería eso a que George llegara a lastimarla a ella y a su madre.

La universidad de Ivy era el City College University of New York, había sido la primera institución mixta y gratuita, así que con mucho esfuerzo ella y su madre lograron convencer a George que entrara. Y lo habían logrado.

Al llegar a la universidad Ivy observó a lo lejos a su mejor amiga, Taylor Miller, una chica preciosa, cabello rubio y lacio y una sonrisa encantadora. Taylor era la luz de Ivy, pues la rubia sabía toda la vida de la pelirroja y juntas se apoyaban en todo lo que podían.

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⏰ Última actualización: Jul 30 ⏰

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