3. Bella Clumsy Swan

70 13 0
                                    

—Es tu regalo de bienvenida —dijo Charlie, apoyándose en la vieja camioneta.

—¿Esto? —preguntó Bella, sorprendida. No estaba segura de sí le había gustado o no.

—Se la acabo de comprar a Billy —explicó el tío Charlie.

—Así es —confirmó Billy.

—Reconstruí el motor para ti —dijo Jacob, emocionado, caminando detrás de quien parecía ser su crush.

Al parecer, a Bella sí le había gustado la camioneta. Volteé a ver a Charlie y Billy. Mamá se había ido un poco después de que Bella llegara, pues tenía que trabajar.

—Te dije que le gustaría —dijo un feliz Billy—. Yo sé cuál es la onda.

Su comentario me hizo reír, provocando que el tío Charlie me viera algo impresionado, haciendo que volviera a mi actitud seria en segundos.

—Ah, sí claro, eres lo máximo —dijo mi tío, regresando su mirada a su amigo.

Me acerqué a la ventana donde estaban Bella y Jacob, quien estaba realmente embelesado por la presencia de mi ahora prima.

—¿Quieres que te lleve a la escuela o a otro lado? —preguntó Bella, volteando a ver al moreno.

—Voy a la escuela en la reserva —explicó Jacob, con notable pena en sus ojos.

—Oh, claro – habló de nuevo Bella —Lástima, me hubiera gustado tener un amigo.

—Uh, sí, te hacen falta —dije, recargándome en la ventana, haciendo notar mi presencia.

—Oh, yo no... yo no quería —tartamudeó una torpe Bella.

—Tranquila, solo soy tu prima —dije, restándole importancia.

Bella me miró un tanto incómoda, mientras Jacob me veía con una ligera sonrisa en su rostro. Él me conocía mejor de lo que Bella lo hacía, por lo que esos comentarios ya no provocaban un efecto negativo en él.

Un par de pitidos se escucharon frente a la residencia Swan, y sabiendo de quién se trataba, les sonreí a la pareja de enamorados antes de alejarme del vehículo.

—Hice un espacio en una repisa del baño —dije, viendo a Bella antes de voltear a ver a mi tío—. Regreso después, Charlie —dije, despidiéndome con un pequeño movimiento de cabeza—. Billy.

—Espera un segundo, señorita —detuvo mi andar Charlie—. ¿Tu madre sabe de esto? —preguntó mientras señalaba el auto donde Jordan me esperaba.

—Sí —mentí.

—Muy bien —dijo un dudoso Charlie—. ¿A qué hora regresas?

—Temprano, adiós.

Al subir al carro de Jordan, este se acercó a mí con la típica intención de un fuckboy, de besarme. Por supuesto que moví mi cabeza, haciendo que sus labios tocaran mi mejilla.

—Vamos, Jordan —dije, alejándome de él—. Tengo hambre.

Jordan rodó los ojos, pero arrancó su auto. Tal vez había sido un poco mala al haber aceptado la salida con un chico que realmente no me interesaba, pero había prometido comida. Además, no quería estar en casa con la nueva presencia de una chica que, con apenas dos horas desde que llegó, había tenido por lo menos seis incidentes por su poca coordinación motora.

El fin de semana había terminado más rápido de lo que me hubiese gustado. Después de ser reprendida por mamá y también por el tío Charlie por haber salido con un chico sin permiso, mamá había regresado a su vieja confiable y me había confiscado el auto hasta nuevo aviso, por lo que ahora debía ir a la escuela con la chica nueva.

—Lindo vehículo —se burló el idiota de Tyler apenas Bella salió de la camioneta.

—Cierra la boca, Tyler —dije, bajando del auto.

—¡Oh! Kai, ¿es tu nueva conquista? —preguntó con burla el jugador de fútbol.

—No seas idiota, es mi prima —dije, antes de alejarme de él y su grupo de amigos.

—¿Lo conoces? —preguntó Bella, caminando a mi lado.

—Es un pueblo chico, Bella —dije con pesar—. Tú también conocerás a todos en tan solo un par de días.

Bella hizo una mueca y continuó caminando a mi lado. Nunca habíamos acordado que le enseñaría la escuela o algo, pero suponía que debía hacerlo al ser familia.

Volteé a mi derecha al sentir una pesada mirada sobre mí. No me sorprendí al ver que se trataba de los pálidos Cullen. Hace un tiempo he notado que me observan demasiado, pero nunca me he preocupado por ello.

—¡Kai! Qué bueno que llegas, necesito tu ayuda —gritó una alterada Sheri.

—¿Qué sucede? —pregunté, soltándome de sus sudorosas manos.

—Ven, necesito que vengas conmigo —me jaló del brazo, alejándome de Bella.

—¿Estarás bien si te dejo sola? —pregunté antes de estar completamente lejos de ella.

Parecía que quería hablar, probablemente negarse a quedarse sola, pero tan solo asintió cuando vio que ya estaba a más de tres metros de ella, por la insistencia de Sheri de alejarme de mi prima.

—¿Qué es tan urgente? —pregunté apenas llegamos a la siempre vacía biblioteca.

—¿Recuerdas al chico de La Push del que te conté? —preguntó una emocionada Sheri.

—Uh, sí —respondí, haciendo memoria de todos los chicos de los que Sheri me contaba—. ¿Raúl?

—Paul —corrigió, sin borrar la sonrisa de su rostro—. Mira lo que me acaba de enviar.

Me mostró su celular donde una imagen de un chico realmente atractivo y sin playera aparecía, mostrando unos músculos apenas marcados.

—Vaya —dije, devolviéndole el celular.

—No, espera —dijo sin aceptar el celular, acercándolo de nuevo a mí—. Cambia la imagen, hay más.

Con algo de duda, hice lo que me pidió, abriendo los ojos con asombro antes de hacer una mueca de disgusto.

—¡Diablos, Sheri! ¿Por qué demonios me enseñas esto? —pregunté, con un poco de enfado por la desagradable imagen del chico completamente desnudo.

—¿Verdad que es genial? —preguntó mi amiga con una extraña sonrisa en su rostro.

—Espera, ¿tú se la pediste? —pregunté para nada sorprendida, caminando hacia la puerta de la biblioteca—. Estaba a punto de sugerirte que lo denunciaras con base a la ley Olimpia.

—¿La ley qué?

Volteé a ver a mi amiga con incredulidad, pero sin tener las ganas suficientes de explicar algo que sabía olvidaría en minutos, continué mi camino para alcanzar a llegar a mi primera clase del día.

La promesa del lobo raro | Embry CallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora