Danza Espectral © | Oneshot.

Danza Espectral

Nota del Autor:

Un par de palabras antes de empezar. Primero que nada, esta pequeña historia está basada en el universo de "La Promesa de Charlotte", pero NO es necesario haber leído dichos libros; siendo este oneshot un retelling un poco acercado a lo que era la idea inicial en un principio.

Segundo, un agradecimiento a GalArts, la artista que ha ilustrado las portadas de la saga y que ha vuelto a hacer su magia con la portada y banner de este oneshot. Por favor, síganla y apóyenla en sus redes sociales.

Eso es todo. Disfruten la lectura.

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—¿Quieres hablar de algo? Estoy aburrido—digo con desinterés, mirando hacia el televisor encendido.

La chica fantasma parece paralizada en su sitio, como si mi respuesta a su presencia no hubiera sido lo que ella esperaba. Supe que estaba ahí porque sentí un escalofrío recorrer mi espalda, sumado al frío que trae consigo y que puedo verla de reojo cuando la pantalla del televisor se pone oscura por unos segundos.

Carajo, todavía recuerdo la primera vez que la vi por aquí. Había salido de casa de mis padres con nada más que una maleta con ropa y ni un solo plan de vida medianamente decente para mi futuro. Solo yo y mis deseos egoístas de querer comerme el mundo.

¿Qué podía hacer? Estaba cansado de evitar los estudios universitarios por tantos años. Me había quedado atrapado en un limbo entre trabajos mediocres y una familia disfuncional que no hacía más que presionarme para aprovechar el dinero de la universidad de mi hermano que se largó de la casa antes que yo.

No quería estudiar esa estupidez de derecho, a mí me interesaban las cosas un poco más encaminadas a la acción, como la medicina forense, por ejemplo. Pero claro, no había dinero para eso, solo para leyes y un futuro lleno de papeleo de abogados como mi padre.

Así que tomé lo que tenía y me largué de casa en cuanto tuve la oportunidad. Si mi hermano Tony había tenido la suerte de conseguir un trabajo decente y una pequeña casa en un barrio bien ubicado, ¿por qué yo no habría de poder?

Pero lo que nadie te dice sobre escapar es que es mucho más fácil pensar las cosas que hacerlas. Y sin contactos, es difícil que alguien te rente algo; mucho menos si no tienes una fuente de ingresos fijos.

Fue así que terminé llegando a esta sección de departamentos en un lado no muy agradable de Salt Lake City. El alquiler está por las nubes en las partes mejor posicionadas de la ciudad, así que me vi notablemente atraído por esa oferta de setecientos dólares al mes, un descuento significativo para mi poco presupuesto.

El papeleo fue sencillo y algo extraño, me cuesta recordarlo incluso.

—¿Setecientos dólares?, ¿al mes?—pregunté con incredulidad.

—Ajá—respondió el casero.

—¿Qué papeles necesito para alquilarlo?

—Muy pocos, solo siete bonitos billetes de cien dólares.

Sentí como si se estuviera burlando de mí. Sin embargo no tenía donde quedarme y ya había recorrido una gran parte de la ciudad, la necesidad era grande.

—¿Dónde está el truco? Me cuesta creer que solo vaya a cobrarme setecientos cuando los alquileres no bajan de mil cuatrocientos...

—Escucha, amigo, no me importa lo que pienses. Si tú no alquilas, alguien más lo hará. No me importa de dónde vienes o lo que hagas, solo no te metas en problemas y págame el maldito dinero a tiempo—interrumpió el casero, visiblemente irritado.