Catorce años habían pasado desde aquel día en que se conocieron, once desde el gran debut y diez desde esa lluviosa noche en que se dio cuenta cuanto lo amaba.
Park Jimin había caído por completo ante el maravilloso Jeon Jungkook, uno entre los mile...
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Siempre he amado la sensación de sentir haber hecho algo importante, de ver tanta gente y tantas luces en los estadios, escuchar sus gritos de emoción y sus canticos con nuestros nombres. ¿Quién diría que lograríamos tanto?
Y, sin embargo, toda esa emoción y felicidad se opaca al verlo a él y su preciosa sonroja de conejito. Me oprimía el pecho sentir tanto por él y no hacer nada al respecto, no por miedo al rechazo, señales suficientes he tenido para pensar que sería correspondido; pero, ¿de verdad podría ser tan egoísta como para lanzarme sin ver las consecuencias?
En el mundo de los idols y la fama, tener pareja es casi una sentencia de muerte, peor aún, una de tu mismo género y grupo. Y, aun así, no pude evitar enamorarme del niño con ojitos de Bambi, mi Jungkookie.
—Aquí estación tierra llamando a Jimin-ah, estación tierra llamando a Park Jimin-ah —exclamó Ho-Seok hyung chasqueando sus dedos en mi cara—. ¿Sigues en este planeta?
—No, me fui de viaje a júpiter, ¿te traigo algo de allá? —contesté burlándome de él.
—Un alienígena guapo, si no es mucho pedir —se rió a carcajadas.
—Deberías dejar de leer esas cosas, son muy raras, en serio —repliqué con seriedad.
—No sabes aun lo que es raro —expresó y empezó a enumerar con los dedos—: las cosas que escriben sobre nosotros las fans, incluso nos emparejan; el clima de estos días, hace demasiado calor, siento que voy a derretirme; y tu actitud después del concierto, ¿no deberías estar celebrando con el resto?
Suspiré, una vez más, mis cavilaciones me habían jugado en contra. ¿Se podía ser más obvio que yo?
—Estoy cansado, todos lo estamos, acabamos de dar un concierto de varias horas, ¿qué esperabas? —repliqué tratando de sacármelo de encima.
—Oh, no, Jimin-shi, me estás mintiendo —me acusó—. Hemos dado conciertos por más de once años, así que sé que esto no es comportamiento común en ti. ¿Qué tienes?
A veces olvidaba lo chismoso que podía llegar a ser Hobi hyung, no era nada malo, siempre estaba atento a todos nosotros y se preocupaba por nuestro bienestar. Aun así, a veces quería estar solo con mis pensamientos, no todo era apto para compartirlo ni siquiera con ellos, mi familia.
—No lo sé, tal vez es solo nostalgia, son cosas de la edad, supongo —me reí.
—Oye, soy mayor que tú, ¿cómo te atreves a insinuar que estoy viejo? —se indignó modo Hobi drama.
—Dije de mí, no de ti —expresé entre risas, viendo con gracia su berrinche—. Ya, mejor vamos a comer algo, estoy exhausto.
—Los demás no esperan...
Rodeados de montones de personas del staff, de seguridad y trabajadores de logística del concierto, era un poco abrumado. Sabía que nada fuera de lo normal podía pasar hasta que llegáramos al auto, pero, aun así, el sofoco de la situación no se iba de mi pecho.