Catorce años habían pasado desde aquel día en que se conocieron, once desde el gran debut y diez desde esa lluviosa noche en que se dio cuenta cuanto lo amaba.
Park Jimin había caído por completo ante el maravilloso Jeon Jungkook, uno entre los mile...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Con el estómago lleno, todos se fueron retirando poco a poco dejándonos a nosotros solos a nuestro gusto. Al parecer, era demasiado temprano para irnos a dormir, y al estar encerrados, algo debíamos buscar que hacer.
Yoongi por su parte, le dio igual y se fue a dormir.
—Uno menos, ¿quién sigue o prefieren divertirse un rato? —indagó Hobi hyung.
—Con su permiso, Yeontan me necesita. —Tae se levantó y se retiró sin mirar atrás.
—Bueno, yo también me retiro y...
—¡Jimin-shi! —me llamó Kookie—. ¿Qué tal si...?
—Excelente idea, Jungkookie, ¿qué tal si nos acompañas en un Live? —interrumpió Jin—. Hace mucho no hacemos uno en conjunto, además, las Armys que no pudieron ir al concierto deben estar muy tristes. ¡Levántate, Jungkookie, es hora de ser mi invitado sorpresa!
—Pero...
—Ustedes vayan, yo iré a dormir un poco, me duele la cabeza —suspiré.
—Es una pena —se lamentó Jin, con un Kookie un poco enojado a su lado—. ¿Nam?
—¡Anotado!
Se alejaron poco a poco, desviando su mirada hacia mí de vez en cuando esperando que cambiara de opinión. Era el segundo intento fallido, interrumpido por uno de los miembros. ¿Acaso era una señal divina? Intensional o no, era casi poético que sucediera más de una vez en el mismo día.
—Iré a hacer un Live tambien, este rostro necesita depuración —expresó Hobi levantándose de su asiento—. Nos vemos mañana.
—¡Diviértete! —me despedí.
—¿Qué tanto te duele? —preguntó hyung, habíamos quedado a solas.
—No es nada grave, solo una ligera molestia, tal vez se quite solo durmiendo. —Me levanté y tragué un suspiro lastimero que casi dejo salir—. Deberías descansar tambien, mañana seguro será...
—¿Qué está pasando? —me interrumpió, mirándome fijo a los ojos con seriedad y preocupación.
Por un segundo, me temblaron las piernas y el corazón se me aceleró. Con cualquiera podía aparentar, pero no con él, había sido un hermano mayor para mí todos estos años y jamás había logrado ocultarle algo.
—Yo... no sé qué hacer —dije por fin, con un sollozo ahogado y sintiendo el ardor de las lágrimas en mis ojos.
Sin decir palabra alguna, me tomó de los hombros y guio hasta una de las grandes salas con balcón del edificio. Desde allí, podíamos apreciar toda la parte de atrás de aquel lugar, las luces resplandeciendo e iluminando la ciudad. Al estar en pisos bastante altos, la vista panorámica de la noche era preciosa.
Me senté en uno de los pubs acomodados para relajarnos, mirar lejos y pensar en nada. Use ese instante para calmarme, no podía solo desbordar en lágrimas por algo que posiblemente esté solo en mi cabeza. Aun así, un par de ellas lograron salir sin permiso.
