dolor

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Me encontraba frente al auto, a un paso de cambiar mi vida. O mejor dicho, de que terminará. Estaba en el hospital, sometida a estudios, cuando me enteré de que mis padres, Steve Rogers y Tony Stark, habían desatado una guerra civil. Todos estaban contra todos, y yo me sentía sola, sin nadie a quien recurrir. Las lágrimas brotaban sin control, y yo no tenía las fuerzas para detenerlas.

Recuerdo el día que me secuestraron, cuando tenía solo 13 años. Me llevaron a un lugar oscuro y frío, donde me sometieron a experimentos inhumanos. Nadie se preocupó por mí, nadie vino a rescatarme. Solo recuerdo un par de ojos celestes y una voz que me decía que todo estaría bien. Pero no estaba bien. Nada estaba bien.

Cuando me rescataron, me encontraron en un estado de shock. Me llevaron a un lugar seguro, donde me cuidaron y me ayudaron a recuperarme. Pero el daño ya estaba hecho. Me diagnosticaron con trastorno bipolar, depresión, síndrome de personalidad múltiple... Me sentía rota, como si nunca pudiera ser la misma de nuevo.

Y ahora, con el diagnóstico de cáncer, me sentía como si el mundo se estuviera derrumbando a mi alrededor. No podía darles la noticia a mis padres, no podía soportar la idea de que se preocuparan por mí. No después de todo lo que había pasado.

En el camino, Happy me informó sobre la guerra civil. Me sentí como si estuviera viviendo en una pesadilla.
-"Happy, tengo cáncer..."- le dije, mirando hacia la ventana. Y solo lloré. Ningún abrazo podía calmarme, me sentía vacía.

-"Lo siento tanto, linda"-trató de consolarme Happy, pero me alejé. Él entendió y continuó mirando al frente, manejando. -"¿Cómo les dirás?"- preguntó.
-"No les diré"-respondí.
-"Ni a él, ni a papá Steve...".
- "Debes hacerlo..."- insistió.
- "NO"- lo interrumpí, mirándolo. Me sentía perdida, herida.

No quería ser la causa por la cual dejaran de pelear o intentarlo. Quería que lo hicieran por su propia cuenta, no por mí. No por ser su hija. Sabía que Happy también lo haría si se lo pedía. "Por favor, Happy, prométeme que no se lo dirás a nadie...".

El silencio se apoderó del auto. Meditando, caí en la cuenta de que no iba a cambiar nada. Papá Tony nunca estuvo para mí, nunca mostró interés. Cuando lo secuestraron, yo estaba con él, pero nadie se preocupó por mí. Y cuando lo rescataron, se olvidaron de mí.

Happy rompió el silencio.
- "¿Es terminal?". Asentí.
- "Sabes, no tengo miedo"- dije con tristeza.
- "Bueno, quizás un poco, pero no ese miedo típico que las personas le tienen a la muerte... Tengo miedo de que mi muerte cause un gran impacto en las vidas de los que me quieren... Pero creo que en parte está bien. A veces tenemos que soltar las cosas viejas para tener cosas mejores".

Happy me miró con lágrimas en los ojos.
-"No eres una cosa, eres una persona... Y si causarás un gran impacto...".

Me sentí como si estuviera mirando mi vida desde afuera, como si estuviera viendo una película de mi propia existencia. Me di cuenta de que no había vivido, de que había estado sobreviviendo. Y ahora, con el cáncer, me daba cuenta de que no tenía mucho tiempo para cambiar eso.

-"Happy"-dije, mirándolo. -"Prométeme que me ayudarás a vivir, de verdad vivir, los días que me quedan".

Happy asintió, con lágrimas en los ojos.
- "Te prometo que estaré aquí para ti, siempre".

Pov's happy:

Mientras manejaba, no podía evitar mirar a la chica que se sentaba a mi lado. Era la hija de Tony Stark y Steve Rogers, dos de los hombres más importantes en mi vida. Había visto a esa chica crecer, había sido testigo de su dolor y su sufrimiento. Y ahora, mientras conducía hacia el destino que ella había elegido, no podía evitar sentir una profunda tristeza.

Recordaba el día que la rescatamos, después de que la secuestraron. Era solo una niña, con ojos llenos de miedo y una sonrisa que parecía haberse perdido para siempre. Tony y Steve estaban enfocados en su propia guerra, y yo fui el único que se dio cuenta de que ella necesitaba ayuda. La llevé a un lugar seguro, donde pudo recibir el cuidado y el amor que necesitaba.

Pero ahora, mientras miraba su rostro pálido y cansado, me daba cuenta de que no había sido suficiente. Ella había estado luchando contra sus demonios internos durante años, y yo no había podido hacer nada para detenerlo. El cáncer había sido el golpe final, la gota que colmaba el vaso.

-"Happy, tengo cáncer..."-me dijo, con una voz que parecía venir de muy lejos. Me sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. No podía creer que estuviera pasando esto. No podía creer que no pudiera hacer nada para detenerlo.

-"Lo siento tanto, linda"- le dije, tratando de contener mis emociones. Pero ella se alejó de mí, como si no quisiera que la consolara. Me sentí impotente, como si no supiera cómo ayudarla.

Cuando me pidió que no le dijera a Tony ni a Steve, supe que estaba tomando una decisión difícil. Pero también supe que la respetaría. Era su vida, y era su decisión.

Mientras seguíamos conduciendo, no podía evitar pensar en todo lo que había pasado. En todo lo que había fallado. Pero cuando ella me miró y me pidió que la ayudara a vivir, de verdad vivir, los días que le quedaban, supe que tenía que estar allí para ella.

-"Te prometo que estaré aquí para ti, siempre"- le dije, tratando de contener mis lágrimas.

Y en ese momento, supe que haría cualquier cosa para ayudarla a vivir, para ayudarla a encontrar la felicidad en los días que le quedaban. Porque era lo menos que podía hacer por la hija de mis amigos, por la chica que había sufrido tanto en su vida

alexitimia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora