Demonio Velaryon
Quinta Luna, 61 AC
El invierno había terminado hacía unos meses. Había sido breve pero terrible. Las cosechas habían fracasado en todo el reino, la hambruna se había extendido y las ventiscas habían llegado hasta Altojardín en el sur. Lo peor de todo era la plaga que había llegado con el invierno: los escalofríos.
Un hombre podía sentir frío una noche, confundirlo con el frío del aire invernal y estar muerto por la mañana. Pronto empezaría a temblar, y éste empeoraría hasta que le castañetearían los dientes y los brazos, las piernas y todo el cuerpo se convulsionarían y se le paralizarían. Cuando se acercaba el fin, se decía que los labios se pondrían azules y que tosería sangre.
Daemon conocía muy bien esos síntomas. Cuando los escalofríos habían arrasado el reino, Daemon había enfermado como muchos otros. Había visto al Extraño en su puerta, acercándose lentamente a él, y había pensado que había llegado su hora. Había dicho sus últimas oraciones y se había acostado para morir. Debería haberlo hecho.
Por alguna casualidad, Daemon había sobrevivido, pero en verdad no había habido piedad. Se había levantado de lo que debería haber sido su lecho de muerte para enterarse de la horrible y agonizante verdad. Su esposa, su amada Naerys, se había ido. Cuatro de sus hijos habían perecido con ella, junto con muchos otros de su familia. Tres de sus hijas estaban muertas, hijas que Daemon nunca volvería a tener en sus brazos ni a apreciar. Su hijo mayor y heredero, Corwyn, su orgullo y alegría, había fallecido. La esposa de Corwyn, Primrose, la dulce Prim, que había sido como otra hija para Daemon, también había muerto, dejando a sus tres hijos huérfanos. Ni siquiera podía llorar de verdad, porque los cuerpos de los muertos habían sido desechados con gran prisa una vez que fallecieron y Daemon todavía estaba enfermo cuando todos fallecieron.
En todo el reino, las madres lloraban, los padres lloraban y los niños se quedaban huérfanos y sin hermanos ni parientes. El padre de Prim, Lord Edwell Celtigar, y su hijo, su hermano, Ser Caspian, también habían muerto en la Isla Garra. Ambos eran parientes de Daemon por sangre y matrimonio, y Edwell había sido amigo suyo. Una cuarta parte de Antigua había perecido y más de un tercio de Desembarco del Rey había desaparecido.
Ni siquiera los Targaryen habían sido una excepción. La princesa Daenerys había sido el orgullo y la alegría de sus padres, su hija mayor, la prueba de su doctrina del excepcionalismo y de sus pretensiones de ser diferentes y favorecidos, de ser inmunes a las enfermedades y a los malestares. Daenerys había enfermado y muerto en un día y medio.
El corazón de Daemon, ya destrozado, se había roto de nuevo por su sobrino y sobrina. Había escrito una carta privada con sus condolencias a Jaehaerys y Alysanne, dirigida a la familia, no a su Rey y Reina, y firmada como su tío, no como Señor de las Mareas. La única respuesta había sido la gratitud formal y las condolencias del Trono de Hierro, escritas por la Mano del Rey, Septon Barth.
Si era sincero, le había dolido. Sabía que no habían sido cercanos desde que su madre había fallecido y él había renunciado como Mano, pero ¿tratarlo con tanta distancia? Daemon no deseaba pisar esos pensamientos oscuros y había optado por desestimarlo como un error en el dolor. Seven sabía que ya había tenido suficiente de eso por sí solo.
Para escapar de sus penas, Daemon se había entregado a sus deberes y había descubierto que el dolor también lo esperaba allí. Una cuarta parte de Driftmark había muerto. La savia de la isla era el comercio, y el comercio había traído consigo la enfermedad; abundaban los rumores de que las alimañas habían propagado la enfermedad por algún medio que los maestres nunca habían determinado. Ahora importaba poco. Habían muerto muchos y el comercio se había paralizado. Driftmark estaba en ruinas, tambaleándose por la devastadora pérdida y la devastación. Pasarían años, décadas incluso, antes de que se recuperara.
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ᴍᴀʀᴇᴀ ᴀʟᴛᴀ (ᴀ ᴄᴏʀʟʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏᴏɴ ꜱɪ)
FantasyCorlys Velaryon es un hombre de leyenda. Ha iniciado una nueva Era de Ilustración y Exploración, de nuevas ideas revolucionarias e increíbles innovaciones que han hecho que los viajes por mar sean más rápidos y rentables que nunca. Pero el progreso...