01. hoodie

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Actualidad

LA ALARMA DEL celular sonó, esonando por toda la habitación en el silencio de la mañana. Florencia entró con cuidado, apagó la alarma y comenzó a mover a Alessandro con suavidad.

-Alessandro, despierta. Es hora de que te levantes -murmuró, apartando algunos mechones rebeldes de su rostro.

Ale suspiró, aún adormilado, y la miró con una expresión suplicante, haciendo un puchero.

-Nana, hermosa, preciosa, chula... -agregó en español, sabiendo que así la convencería-. ¿No puedo faltar? Me siento fatal.

Tosió con teatralidad, cubriéndose la boca con el puño.

Florencia lo miró, conteniendo una sonrisa.

-Alessandro, es tu último primer día en la preparatoria, no puedes empezarlo con excusas -respondió con firmeza.

Gruñendo, Alessandro empezó a mover los pies como un niño que hace berrinche, para luego sentarse en la cama y frotarse los ojos. Con un último suspiro, Florencia salió de la habitación dejándolo a su suerte.

Alessandro finalmente se levantó y se dirigió a la ducha. Después de unos minutos, salió con el cabello mojado y se cepilló los dientes. Escogió unos jeans grises rectos, una camiseta blanca y sus zapatillas blancas favoritas. Antes de salir de la habitación, tomó una sudadera azul y la guardó en su mochila por si el día se ponía fresco.

Bajó a la cocina y se dejó llevar por el aroma delicioso de la comida. Florencia preparaba enchiladas, uno de sus platos favoritos de Guatemala, que llenaban la casa de un olor reconfortante. Alessandro se sentó en la barra y observó con atención mientras ella terminaba de servir el plato. En pocos minutos, tenía frente a él un platillo humeante y un vaso de jugo verde. Miró el reloj; marcaban las 7:43 de la mañana y se apresuró a comer lo más rápido que pudiera.

-Gracias por la comida, Nana -dijo con una sonrisa, acercándose para darle un sonoro beso en la mejilla-. Te quedó decilioso -intentó decir en español, fallando con su acento peculiar.

Florencia se rió, y Alessandro salió corriendo hacia su Jeep, sabiendo que ya llegaría tarde. En menos de diez minutos, estaba en el estacionamiento de la preparatoria, donde Thomas lo esperaba, apoyado contra un poste.

-¿Primer día y ya faltas a la primera clase con la Mra. Roberts? -dijo el rubio, acomodándose la mochila.

-Qué se le va a hacer. Esa señora es insoportable -rio Alessandro, bajando de la camioneta y ajustándose la mochila al hombro.

Mientras caminaban hacia la entrada, iban observando a los nuevos alumnos de secundaria que se mezclaban con los demás estudiantes. Alessandro sonrió, buscando entre la multitud a su clásica "víctima": Walker, el primo de Thomas, quien aún no se salvaba de sus bromas.

-¿Qué broma le haremos a Walkie esta vez? -preguntó Thomas, sonriendo.

-No sé... -murmuró Alessandro-. Aunque mi madre casi me mata la última vez que le puse cucarachas de juguete en su taza de café a ese mocoso.

Thomas se echó a reír mientras caminaban hacia el casillero de Alessandro, quien sacaba algunos libros de su mochila.

-¿Cucarachas? Eso ya es viejo. Podrías probar con algo más sofisticado, como-...

El comentario de Thomas quedó en el aire cuando una figura familiar, de cabello oscuro, se acercó rápidamente a Alessandro y lo tomó por la camiseta, estampándolo contra su casillero.

-¡Nessa! ¿Qué te pasa? Florencia recién había planchado esta camisa -se quejó Alessandro, intentando alisar las arrugas que ella había causado.

-¡¿Qué me pasa a mí?! ¡Me llevas ignorando todas las vacaciones, Alessandro! -gritó, empujándolo de nuevo.

eunoia- w.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora