Seungmin se despertó con un sobresalto, el cuerpo adolorido y la mente aún enredada en los recuerdos de la noche anterior. La habitación, fría y oscura, se sentía como una jaula de hielo que lo aprisionaba. La presencia de Bangchan, aún dormido a su lado, emanaba un calor que contrastaba con la gélida atmósfera, una contradicción que lo confundía y lo inquietaba.
El elfo se levantó con cautela, su cuerpo rígido y sus movimientos lentos. La piel de Bangchan, cubierta de un fino vello oscuro, rozó su piel mientras se deslizaba hacia el borde de la cama. Seungmin se estremeció, la sensación de la piel del lobo aún fresca en su memoria, un recuerdo que lo hacía sentir vulnerable y expuesto.
Se dirigió hacia la ventana, sus dedos recorriendo el frío cristal. La vista desde allí era impresionante: la Cordillera Lunar se extendía a su alrededor, un mar de nieve y hielo que se extendía hasta donde alcanzaba la vista. La luna llena proyectaba largas sombras sobre el paisaje, creando una atmósfera mágica y amenazante al mismo tiempo.
Seungmin se sintió pequeño e insignificante frente a la inmensidad de la naturaleza, su corazón se encogió con un miedo que no podía explicar. Se había acostumbrado a la calidez del Reino de las Flores, a la belleza de los jardines y al aroma de las flores. Este mundo de hielo y piedra, de lobos híbridos y guerras sangrientas, le era ajeno y hostil.
Se preguntó qué lo había traído hasta aquí, qué lo había condenado a este destino. Era un artista, un maestro de la danza y la música, un alma sensible que prefería la belleza de los jardines a la brutalidad de la guerra. Sin embargo, su destino estaba sellado. El Reino de las Flores, en un acto desesperado por evitar la furia de Kyungsoo, había decidido enviar a Seungmin como ofrenda.
Seungmin se aferró al cristal de la ventana, sus dedos se volvieron blancos por la presión. No podía permitirse ser una simple ofrenda, un objeto sin voluntad ni propósito. Debía encontrar una manera de escapar, de sobrevivir en este mundo que le era tan extraño.
Sus ojos se posaron en la daga que descansaba sobre la mesa de noche, un regalo de su padre, un guerrero que le había enseñado a defenderse desde niño. Seungmin no era un guerrero, pero la daga le recordaba su pasado, su legado, su capacidad de luchar.
Se acercó a la mesa, su mano temblorosa se extendió hacia la daga. La empuñó con firmeza, la hoja fría y afilada le transmitió una sensación de poder que lo reconfortó.
Seungmin respiró hondo, la sensación de miedo se transformó en determinación. No sería una simple ofrenda, no sería un juguete para los lobos híbridos. Él tenía un propósito, una misión, y la daga sería su herramienta.
Su mirada se dirigió hacia Bangchan, aún dormido en la cama. El lobo híbrido emanaba una aura de poder y ferocidad que lo intimidaba, pero Seungmin ya no se sentía atemorizado. Él tenía un plan, una estrategia, y la daga sería su arma.
Seungmin sonrió, una sonrisa llena de determinación y esperanza. Este nuevo mundo no lo había quebrado, lo había fortalecido. Él era un elfo, un ser mágico con habilidades especiales, y estaba listo para luchar por su libertad.
To be continued...
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the bond of life ; chanmin
أدب الهواةUn rey cruel y despiadado, Kyungsoo, ambicionaba conquistar el Reino de las Flores, seducido por su riqueza y su poder. Su ejército, compuesto por soldados despiadados y criaturas oscuras, se preparaba para invadir el reino, amenazando la paz y la a...